Alberto López Morales
EL PALACIO MUNICIPAL DE LAOLLAGA SERÁ SEDE DEL MUNICIPIO AUTÓNOMO |
A mediados de los años 80, Amado Rueda Osorio buscó la presidencia municipal de Santiago Laollaga. Sin embargo, sus propios compañeros del Partido Revolucionario (PRI), lo impidieron. En Laollaga cuentan que gobernó solamente 10 días y desde esa época en esa comunidad zapoteca del Istmo de Tehuantepec se acrecentó el divisionismo que años más tarde (2005), escalaría en la arena sindical magisterial con dos actores marcados por la historia: Enrique Rueda Pacheco y Humberto Alcalá Betanzos.
Los dos políticos nacieron y crecieron en Santiago Laollaga, donde las cristalinas aguas del balneario, en su serpenteante recorrido entre los patios y recovecos bañan rosales y tulipanes, mangos y cocoteros.
Enrique Rueda Pacheco es hijo de Amado Rueda Pacheco, el priísta que no pudo ser presidente de Laollaga.
Humberto Alcalá Betanzos es, en cambio, nieto de dos ex presidentes municipales de Laollaga. Su abuelo paterno Benigno Alcalá, fue alcalde de esa comunidad allá por los años 40 y asesinado en una emboscada en el contexto del naciente conflicto entre ejidatarios y los comuneros de Laollaga que prevalece en la actualidad. Su abuelo materno, Nemesio Betanzos, también fue alcalde durante el periodo 86/87.
Los dos políticos originarios de Laollaga fueron dirigentes de la sección 22 del SNTE, la poderosa agrupación magisterial que aglutinó la inconformidad social en contra de Ulises Ruiz Ortiz, en el 2006 y que inició su vida independiente de Vanguardia Revolucionaria (VR), en 1980.
Humberto Alcalá Betanzos fue secretario general durante el periodo 98/01 y protagonizó, con miles de maestros a sus espaldas, la toma de la Cámara de Diputados, en la Ciudad de México. Relevó en el cargo a Luis Fernando Canseco Girón.
Enrique Rueda Pacheco, impulsado por las corrientes sindicales de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y PRAXIS, fue electo secretario general en el año 2004. En el 2006 encabezó la revuelta popular/magisterial contra el gobierno de Ulises Ruiz y en febrero de 2007 se separó del cargo en medio de acusaciones de corrupción.
Cuando Humberto Alcalá Betanzos dejó en el 2001 la secretaría general de la sección 22 del SNTE, quiso seguir, con el PRD, la ruta que llevó a sus abuelos a la presidencia municipal de Santiago Laollaga, pero no lo logró porque se encontró en el camino al priísta Antonio Toledo, cuyo padre del mismo nombre apodado “Toño Vaca” ya había sido alcalde en el periodo 87/89, por el PRI.
Ante el clima de confrontación que se vivía desde entonces en Laollaga, las autoridades suspendieron la elección y el Congreso local designó administrador a Gabriel Carrasco, “quien nunca despachó en el pueblo”. Sin embargo, distribuyó los recursos entre ambos grupos para la realización de las obras. Antonio Toledo, quien contendió por el PRI, se nombró presidente de los priístas y despachó en el palacio municipal. Humberto Alcalá, de militancia perredista, encabezó el ayuntamiento popular y tuvo como oficina la Casa de la Cultura.
El año 2004 ha sido uno de los convulsos que ha vivido la población de Santiago Laollaga. En los días previos a las elecciones municipales hablé con doña María Nolasco, una de las pocas personas de Laollaga que quisieron expresar públicamente su postura:
“El pueblo está dividido”, me dijo y no se refería únicamente a la confrontación entre el PRI y el PRD por el poder municipal, sino al ambiente en general. Desde entonces en Laollaga se abrieron escuelas para los hijos de los priístas y para hijos de los perredistas. Unos controlaban la Iglesia y otros el panteón, unos ejercían el gobierno en el ejido y otros administraban el balneario.
“Hasta en las fiestas que organizan las gentes del PRI no van los perredistas. Hay familias que están peleadas. En estos tres años, cada grupo jaló con su presidente. La gente no sabe cuándo llegará la solución, pero todos queremos que se una el pueblo porque de por sí estamos pobres y luego peleados, ni quien nos haga caso", lamentó en esa época doña María Nolasco.
En el año de 2004, Humberto Alcalá Betanzos comentó que el encono de priístas y perredistas no era la política en sí, sino la lucha por la tierra que había comenzado 60 años atrás, cuando su abuelo Benigno Alcalá, le arrebató las tierras a los ejidatarios y las repartió entre los campesinos lugareños que se organizaron bajo el régimen comunal.
Un año después los caminos de Humberto Alcalá Betanzos y de Enrique Rueda Pacheco volvieron a cruzarse en el terreno de la confrontación magisterial. El líder perredista y varios dirigentes de diferentes corrientes magisteriales que se movían dentro de la sección 22 del SNTE no dudaron en acusar a Rueda Pacheco de haber incurrido en prácticas de corrupción. Alcalá Betanzos, Alejandro Leal, Miguel Silva y la ex tesorera de la sección 22 del SNTE, Erika Rapp Soto (durante el periodo de Rueda Pacheco), crearon en noviembre del 2005 el Consejo Central de Lucha, el antecedente de la opositora sección 59, que nació políticamente el 5 y 6 de mayo de 2006 en… ¡Santiago Laollaga!, con la asistencia de unos 200 delegados magisteriales.
Desde esa ocasión, Laollaga se convirtió en uno de los principales reductos de la sección 59 del SNTE. Actualmente los maestros opositores a la sección 22 laboran en las escuelas “Rosario Castellanos”, de preescolar, “Aquiles Serdán”, primaria y Siglo XXI, la secundaria técnica.
Paradójicamente, el cabildo priísta de Laollaga, al que los perredistas encabezados por Humberto Alcalá Betanzos rechazan, está integrado en su mayoría por maestros de la sección 22 del SNTE, incluida la alcaldesa, Antonia Guzmán, profesora jubilada.
Por esa razón, Humberto Alcalá Betanzos no cederá y mantendrá su rechazo al cabildo priísta al tiempo de que impulsará, como cuestión de sobrevivencia política y salvaguarda de su reducto sindical, la creación del Municipio Autónomo previsto a instalarse este domingo, con la toma de protesta de Juan Álvarez Antonio, como presidente popular.
Laollaga vivirá un buen rato más en el juego de fuerzas y pondrá a prueba la vocación democrática del gobernador aliancista Gabino Cué, a quien los perredistas empiezan a calificar como un gobernante “acorralado” por los intereses priístas.
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