Alberto López Morales
JUCHITÁN, Oax.- La
señora Virgen Álvarez Gonzaga aprieta las mandíbulas, contiene el llanto y
pregunta: “¿Es delito votar contra el PRI? ¿Qué no somos libres, pues? ¿Por qué
nos quieren correr del pueblo? ¿De dónde salió tanto odio?”. Puras
interrogantes que no tienen respuestas.
Sentada frente a
uno de tantos escritorios de la Agencia del Ministerio Público de esta ciudad
zapoteca, espera impaciente que la policía libere a su esposo Facundo Francisco
Martínez, acusado de ser el autor intelectual de daños cometidos en la clínica
de su comunidad ikoots Pueblo Viejo.
-Tal vez no lo va
a creer -, dijo con el gesto indignado-, pero en Pueblo Viejo (agencia de San
Francisco del Mar Pueblo Nuevo), sufrimos de discriminación. Nos tratan mal,
nos agreden, todo porque no vamos con el PRI, sino que vamos con el partido
(Unidad) Popular.
En nombre del
sistema Usos y Costumbres (Sistema Normativo Interno, según la Ley Indígena de
Oaxaca), en Pueblo Viejo, una aldea de 800 personas, se cometen abusos. La
autoridad, representada por el agente priísta Homero Salinas, dice que son
acuerdos de la asamblea.
La señora Ceriflora
Ocampo, tampoco va a las reuniones del PRI. Ella vende comida, como pollos,
chiles rellenos, frijoles, queso y arroz, pero no puede anunciarse en las casas
que tienen bocinas. Al ser opositora al PRI, la asamblea prohibió que se
anuncie y que le compren.
Por esa razón
Ceriflora Ocampo ha optado por trasladarse a Puerto Estero a ganarse la vida
vendiendo la comida. En Pueblo Viejo, acordó la asamblea, se castigará a quien
ose comprarle o siquiera que anuncie en las bocinas que ya tiene listo el pollo
empanizado y sus chiles rellenos.
Este año hubo
elecciones municipales en Oaxaca. En San Francisco del Mar Pueblo Nuevo ganó el
partido estatal Unidad Popular (UP). Tras la derrota del PRI, en Pueblo Viejo,
dominado por priístas, la asamblea comunitaria señaló como “traidores”, a los
que votaron por Unidad Popular.
“Desde antes de
la elección ya nos discriminaban”, acusó la señora Virgen Álvarez Gonzaga. “A
mi esposo Facundo le prohibieron pescar en la Laguna Encantada. A muchos
pescadores les tienen prohibido pescar. Tienen prohibido hablarle a mi esposo,
dijo.
A Joselito
Gallegos Pedro, uno de los pescadores de Pueblo Viejo, le llegó la prohibición
para pescar. Desoyó el acuerdo de la asamblea y el 12 de marzo unas 20 personas
lo sacaron a golpes de la laguna y fue encarcelado.
En la Agencia del Ministerio Público de
Zanatepec, hay tres legajos de investigación en los que el agente municipal
priísta de Pueblo Viejo Homero Salinas Martínez está en calidad de imputado por
los delitos de privación ilegal de la libertad, lesiones, daños y amenazas.
Los legajos de
investigación son: 65/2013, 66/2013 y 164/2013. “No entiendo por qué la necedad
del gobierno oaxaqueño de proteger a los que bajo el amparo de Usos y
Costumbres golpean al pueblo”, señaló molesto el alcalde electo, Leonel Gómez.
Mientras recibe
noticias de que pronto van a liberar a su esposo Facundo, la señora Virgen Álvarez
precisó que “la discriminación que sufrimos es tan grande que afecta a mis
hijos que al viajar a su escuela en Pueblo Nuevo, los bajaron de la camioneta”.
La camioneta es
de pasaje y carga. Es de la comunidad, pero lo administra el agente municipal.
Hace el servicio de Pueblo Viejo, Puerto Estero y llega a Pueblo Nuevo. “A los
alumnos que estudian en Pueblo Nuevo, les cobran 10 pesos, pero a mi hija le
cobran 18 pesos”.
Pasadas las 20:00
horas del sábado, el gesto endurecido de Virgen Álvarez empieza a relajarse. Llega
su esposo Facundo Francisco Martínez. Está libre, pero en calidad de imputado
por “apología del delito”, según el nuevo
sistema penal acusatorio.
Había sido
detenido el viernes porque un joven,
identificado como Jacinto Ortiz Nieto, de 17 años, lo había denunciado como la
persona que le pagó tres mil pesos para cometer un robo en la clínica de salud
de Pueblo Viejo.
Jacinto Ortiz
Nieto fue trasladado a la capital de Oaxaca. Estará en el Consejo Tutelar de
Menores. En su declaración, dijo que fue amenazado para que inculpara a Facundo
Francisco Martínez, como el autor intelectual del robo en la clínica de Pueblo
Viejo.
“Desde hace un
año las autoridades nos cortaron el agua, no nos aceptan las cooperaciones para
la fiesta del pueblo. Si vendo comida, hay órdenes que nadie me compre o que me
anuncie en las bocinas. ¿Por qué tanto odio contra nosotros?, pregunta Virgen
Álvarez.
-Si no pescan, ¿cómo
sobreviven?
-Mi esposo
Facundo compra y vende ganaditos y todos los pescadores se organizaron y ahora
van a pescar hasta la Bocabarra. Ahí rentan lanchas y venden sus camarones a
pie de playa. Viajan otros 12 kilómetros más, pero así sobrevivimos, en espera
que nos escuchen -, respondió Virgen.
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