Alberto López Morales
JUCHITÁN, Oax.- Gilmar
Romero Vásquez, un joven de 17 años de edad, salió hace una semana de la ciudad
de Quetzaltenango, conocida también como Xela, la segunda entidad más grande de
Guatemala. En la noche del martes se montó sobre el lomo de La Bestia, en
Arriaga, Chiapas, para avanzar hacia a la frontera norte del país. Algo impidió
el viaje. Un descuido o error le marcó la vida. Un segundo, que lo envió al
hospital civil “Macedonio Benítez Fuentes”, donde le cercenaron el pie derecho
que minutos antes había sido destrozado por el peso de la invencible Bestia.
Procedente de
Arriaga, La Bestia traía en sus entrañas y lomo a unos 700 centroamericanos,
entre ellos mujeres y niños y menores de 18 años, como Gilmar. A unos dos
kilómetros para llegar a la zona urbana de esta ciudad zapoteca, casi frente al
panteón “Domingo de Ramos”, el maquinista empezó a disminuir la velocidad de
las locomotoras marcadas con los números 4065/1885 y 1852 que jalaban 40
vagones con su carga humana.
En ese punto,
cerca de la curva para entrar a esta ciudad, al oriente viniendo del poblado
zapoteca Unión Hidalgo, donde hay acusaciones de que la policía municipal del
gobierno perredista que encabeza José López de la Cruz, persigue y extorsiona a
los centroamericanos, decenas de taxistas juchitecos merodeaban el arribo de La
Bestia.
Gilmar Romero
Vásquez, de acuerdo con las versiones que dieron sus acompañantes, recibió la
orden del pollero o traficante que le dijo imperativamente: ¡Bájate! Una orden
que recibieron más centroamericanos que viajaban sobre La Bestia. Gilmar bajó
bien. Ya estaba en tierra, pero de pronto se dio cuenta que una mujer, estaba a
punto de ser arrastrada por el vagón. Entonces, trató de salvarla y en su
intento, La Bestia le cobró el favor al destrozarle el pie derecho. La chica
salió ilesa. Él fue auxiliado para ir al hospital.
Cuando recuperó
la consciencia, tras conocer que los médicos del hospital civil de esta ciudad
le amputaron la pierna, el joven guatemalteco Gilmar Romero Vásquez, se mostró
deshecho y soltó en llantos. “Lloró, lloró mucho”, reveló su hermano Benito
Romero, de unos 33 años de edad, quien viajaba en La Bestia y acompañaba a la
mujer, cuya identidad se desconoce, que Gilmar quiso evitar que fuera
arrastrada por el tren.
De acuerdo con el
parte médico del hospital civil de esta ciudad, el estado de salud del migrante
guatemalteco menor a los 18 años de edad, “es estable”, confirmó de manera
escueta el coordinador del Grupo Beta en el sur de Oaxaca, Martín Rojas.
La Bestia siguió
su ruta de esta ciudad a Ixtepec. De los 700 migrantes que viajaban en el loma
y en las entrañas de La Bestia, unos 200 se dirigieron al albergue “Hermanos en
el Camino”, donde les ofrecieron agua y comida, además de los espacios para
hombres y mujeres para dormir. La mayoría buscó espacios en los hoteles que
están cerca de la vieja estación de trenes de Ciudad Ixtepec. Por lo general,
admiten las autoridades, los migrantes que van a los hoteles, traen guías que
no son otros más que polleros.
Curiosamente, antes que La Bestia saliera
de Arriaga, Chiapas, la Fiscalía Especializada en Delitos Contra Migrantes
(FEDCC), del gobierno chiapaneco, detuvo en la zona de las vías del tren al
salvadoreño Douglas Alexander Escobar Peraza (38 años) y al nicaragüense Elmer
José González Rodríguez (28 años) por el delito de extorsión en agravio del
hondureño José Italo Guillen, de 51 años de edad.
Tras ese inicio
marcado por las detenciones, en el albergue “Hermanos en el Caminos” y en las
vías ferroviarias de la vieja estación del tren, unos 700 migrantes, algunos
con sus esposas e hijos menores de edad, esperan la llegada de La Bestia que,
con todo y sus peligros, los llevará a Medias Aguas, Veracruz, una de las rutas
de mayor riesgo por los asaltos,
secuestros y extorsiones.
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