Alberto López Morales
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_kkbXySk2YP6jSGPIKT9qWd7_HqxRs7HDBkZ78wRgil8K2LyKbeAXX60Ylb4414yqy7WLKXzFB5E8AuSkVj6slxORgW_5In9DPXNXqRTpFqpxtPAXF-FKfRaVm1ZzO_Hln8WHijsiLKQ/s1600/TREN+9.jpg)
Valeria y sus
padres, Ángela e Isaac, son de El Salvador. Abordaron La Bestia que salió de
Arriaga, Chiapas, a las siete de la noche del martes. A las seis y media del
jueves, la locomotora 1885 que jalaba a La Bestia, perdió una rueda. El riel
estaba cortado. Ángela sufrió una crisis nerviosa y fue trasladada al hospital
civil “Macedonio Benítez Fuentes”, de esta ciudad zapoteca.
A diferencia de
la pequeña Valeria, decenas de niños y niños convirtieron esa parada forzosa de
La Bestia en algo parecido a un día de campo, ajenos a la tragedia que
estuvieron a punto de vivir en el kilómetro 67 del tramo ferroviario de Arriaga
a Ciudad Ixtepec, donde “por fortuna”, diría el salvadoreño Juan de Dios, “el
tren solo se paró de golpe y no se volcó”.
En el paraje
cercano a la comunidad de Las Palmas, perteneciente al municipio de San
Francisco Ixhuatán, corre un río donde los niños y las niñas, bajo el cuidado
de sus madres, le dijeron adiós al calor del medio día. Como si vivieran unas
vacaciones, distantes a cualquier preocupación por los riesgos del viaje sobre
La Bestia, los menores dieron rienda suelta a su alegría.
De acuerdo con el
reporte del Grupo Beta, sobre el lomo de La Bestia compuesta por unos 25
vagones, viajaban cerca de mil 200 migrantes, entre guatemaltecos, salvadoreños
y hondureños quedaron varados desde las seis y media de la mañana hasta las
cinco y media de la tarde del jueves en Las Palmas.
Personal técnico
del Ferrocarril del Istmo (FIT), auxilió al maquinista Eddy Ruiz. Los
ferrocarrileros trajeron desde Arriaga una pieza de acero llamada encarrilador,
semejante a las fauces de un enorme tiburón. Así lograron subir al tren a las
vías, después que repararon el riel dañado. La Bestia pitó, echó humo e inició
su lento y pesado recorrido.
“La verdad yo iba
dormido. No me di cuenta. Solo sentí el jalón”, dijo Juan de Dios, un
salvadoreño como de 40 años de edad que corría afanoso entre una vereda para
alcanzar a un grupo de unas 15 niñas menores de 10 años de edad, que llevaban
la delantera para esperar a La Bestia que paró para que todos los migrantes
subieran.
Antes de subir al
tren la salvadoreña María comentó que salió de su país desde hace ocho días,
para proteger a sus cinco hijas “de la violencia”. La mayor de 18 años, cuidaba
a la menor de nueve años. “Salimos de nuestro pueblo Cara Sucia Agua Chapán
para huir de la violencia porque allá los maras, las pandillas roban y matan a
las mujeres. Salimos pidiéndole a Dios que nos regale otro día de vida y que
lleguemos bien a Estados Unidos”, confesó la señora María.
En el paraje para
llegar a Las Palmas, también llegó el cónsul de Guatemala en Arriaga, Chiapas,
Mario René González Bolaños. Llegó con una camioneta cargada con más de 20
garrafones de 20 litros de agua y cientos de bolsas que los migrantes llenaron
y subieron al tren.
“El flujo de
migrantes menores es preocupante”, admitió el diplomático, quien dijo que los
guatemaltecos, a diferencia de los salvadoreños y hondureños que huyen de la
violencia, van a Estados Unidos por la “reunificación familiar y para ganar
algo más de dinero”.
Acompañados de
sus madres, entre 150 o 200 menores de edad, algunos de meses de nacidos, iban
sobre el lomo de La Bestia que con lentitud emprendió el viaje hacia Ciudad
Ixtepec en punto de las cinco de la tarde con 20 minutos. “Llegarán a la media
noche”, comentó un integrante del equipo técnico del Ferrocarril del Istmo de
Tehuantepec (FIT), que ayudó a encarrilar al tren.
Mientras tanto,
en el hospital civil de esta ciudad, los médicos daban de alta a la salvadoreña
Ángela, una enfermera titulada que abandonó su país por la violencia,
acompañada de su esposo Isaac, un trabajador de la locución que optó por
sustraer a su pequeña Valeria, de la violencia. “Teníamos trabajo, pero por la
violencia dejamos todo. Solo le pido a Dios que nos acompañe”, dijo antes de
ser auxiliada por personal del Grupo Beta, que los llevó al albergue “Hermanos
en el Camino”, de Ixtepec.
No hay comentarios:
Publicar un comentario