Alberto López Morales
La Bestia, el
transporte terrestre del presidente de Estados Unidos de Norteamérica, está
diseñada para proteger al presidente Obama de cualquier tipo de ataque, incluido
un atentado con armamento químico.
La Bestia, el
transporte de los migrantes, más pronto llega al infierno que al paraíso y no
está diseñada para proteger a ningún centroamericano.
La cabina
delantera de La Bestia, de Obama, cuenta con un centro de comunicaciones con
sistema de Geo Posicionador Satelital (GPS).
La cabina
delantera de La Bestia, de los migrantes, solo cuenta con un viejo equipo de radio
que difícilmente mantiene la comunicación entre las estaciones ferroviarias de Arriaga,
Chiapas y Ciudad Ixtepec.
En la cabina
posterior de La Bestia, el transporte presidencial, solo entran cuatro pasajeros.
En los vagones
posteriores a la locomotora que jala a La Bestia, que transita sobre ríeles,
caben en sus entrañas y en el lomo tantos migrantes hombres, mujeres, niños y
ancianos como logren subirse en Arriaga, Chiapas. Muchas veces caben más de mil
por semana.
La carrocería de
La Bestia, la presidencial, es de una aleación antiproyectiles hecha de acero,
titanio y cerámica.
La carrocería de
La Bestia, la de los pobres que buscan el sueño americano, es de hierro y
constantemente es asaltada por bandas de criminales que ven en los
centroamericanos un jugoso negocio.
Los cristales de
La Bestia que transporta a Obama, está blindado con 12 centímetros de grosor.
La Bestia, el tren
de carga, no tiene cristales y los centroamericanos que viajan en el lomo, no
tienen blindajes contra el viento, el sol, la lluvia, el sueño, el cansancio,
el hambre, los asaltos y las riñas.
El chasis de La
Bestia, que condujo a Obama del aeropuerto al palacio nacional en el DF, está
reforzado con una placa de acero de 12 centímetros para proteger la base del
auto.
El chasis de La
Bestia, que lleva a los migrantes, no tiene refuerzo adicional alguno y menos
cuanta con un diseño que permita proteger a los centroamericanos que, agotados
y vencidos por el hambre y sueño, caen y son mutilados.
Los neumáticos de
La Bestia, la de Obama, difícilmente se ponchan y si eso ocurre, el aro de
acero balístico soporta el peso del vehículo y mantiene una velocidad superior
a 100 km/h.
Las ruedas de La
Bestia, la de los migrantes, no soportan el reblandecimiento de la tierra, el
mal estado de durmientes o de las vías y constantemente ceden y provocan su
descarrilamiento.
La Bestia, el
orgullo de los norteamericanos, cuenta en su parte frontal con una cámara de
visión nocturna que permite ver y conducir en condiciones de total oscuridad.
La Bestia, la vergüenza
de las empresas ferroviarias, solo cuenta con un par de opacos ojos delanteros
que en condiciones de lluvia, poco ayudan para la visibilidad de los
maquinistas.
La Bestia, el
transporte presidencial, está equipada con un contenedor que guarda la sangre
del tipo del presidente Obama, para transfusiones de emergencia.
La Bestia, el
transporte de los centroamericanos, solo trae la sangre seca de los
centroamericanos mutilados. No está adaptada para transfusiones de emergencia.
Es más, ni los hospitales del sector salud a donde llevan a los lesionados están
listos para ello.
Hay de bestias a
bestias, ¿No?
Los datos de La Bestia gringa, fueron
difundidos por diversas agencias, con motivo de la visita de Obama a México.
Los datos de La Bestia pobre son del dominio popular.
En la Micxteca, la bestia es la Mula del Presidente Municipal de Huajuapan de León, el ex locutor y periodista en receso Francisco Círigo Villagomez; mientras que en el DIF municipal esta la obra bestia, la que monta Círigo, cada que tiene oportunidad, porque ahora la bestía, tiene a un domado chofer que no sabe operar vehiculo, pero opera el aparato de la bestía del DIF, y que la Mula del municipe sabe pero hace que no ve ni oye, porque es más bestia que Mula, de todos los huajuapenses.
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