martes, 13 de octubre de 2015

Pudre a Oaxaca la corrupción


Alberto López Morales
     En menos de un año de su gobierno, Gabino Cué Monteagudo empezó a perder el enorme bono democrático que la sociedad oaxaqueña le otorgó en las urnas en la elección del 2010. Desde entonces se vislumbró que la anhelada transición democrática quedaría en una simple alternancia.
     Cerca de cumplir los cinco años de su administración, el primero de diciembre de este año, el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo perdió la conducción política de la entidad y dejó que sus colaboradores hicieran y deshicieran con los dineros públicos.
     Ahora se sabe que la corrupción cabalga impunemente en Oaxaca. Tal vez porque los funcionarios designados por Cué y él mismo, nunca tuvieron cartas credenciales que les acreditara como ciudadanos probos y comprometidos con el pueblo oaxaqueño. Quizás por otras razones.
     Perdido entre miles de compromisos y ofrecimientos, quedó el mensaje anticorrupción dado por Cué el primero de diciembre de 2010, al rendir protesta como gobernador: “Hay de aquel que bajo mi mandato anteponga su bienestar personal al del pueblo oaxaqueño”.  Nada ha pasado.
     Un breve repaso por los medios de comunicación permiten ver cómo los escándalos por la corrupción sitúan a Oaxaca como una entidad lastimada por el saqueo impune de sus recursos frente al silencio cómplice de la clase política insensible ante la sociedad encolerizada.
     En la Secretaría de las Infraestructura, dependencia encargada de la obra pública, sobran los testimonios que refieren los favoritismos hacia las constructoras foráneas, las tramposas licitaciones que no fueron otra cosa que asignaciones directas y pago de obras no ejecutadas.
     En Sinfra ni siquiera el nuevo titular, Sergio Pimentel sabe dónde fueron a parar 294 millones de pesos que desaparecieron durante la gestión de Netzahualcóyotl Salvatierra López, quien antes de irse estrenó una residencia de 40 millones de pesos, según denuncias periodísticas.
     Por cierto Salvatierra López aún no termina de explicar si es el verdadero dueño del restaurante “Guzina” que se abrió en el DF. “Guzina” se anuncia como “un pedacito de Oaxaca en la ciudad de México”. Los envidiosos ahora dicen que “Guzina” es “un pedacito de Sinfra en el DF”.
     Donde la Secretaría de la Contraloría abrió un proceso administrativo por desvío de recursos fue en los Servicios de Salud. Se investiga al ex secretario de Salud, Germán Tenorio que dejó en el abandono los hospitales y centros de salud que hasta ahora carecen de medicinas e instrumental.
     Germán Tenorio en cambio colocó a su hija en la nómina de Salud, adquirió una aeronave, como lo denunció y documentó “Oaxaca Político” y se mandó a construir una residencia valuada en 63 millones de pesos.
     Muchos se preguntan si Tenorio duerme tranquilo a pesar de que uno de sus cercanos colaboradores, Rafael Pérez Gavilán fue asesinado de 10 balazos en su casa el cinco de marzo de este año. Justo 14 días después que fue renunciado como subsecretario de Finanzas de los SSO.
     La Fiscalía de Justicia tiene abierta una línea de investigación si el asesinato de Pérez Gavilán tiene qué ver con los desvíos de dinero en Salud. Hay versiones que señalan que antes de  su muerte, el subsecretario revelaría turbios negocios en la Secretaría de Salud. Lo mataron antes.
     En la lista de los cochupos está el singular personaje conocido como Jorge “Coco” Castillo, ex representante del gobierno de Cué en el DF y considerado por la clase política oaxaqueña como el poder tras el trono capaz de influir en la vida de todos los partidos políticos en la entidad.
     Benjamín Robles Montoya, senador del PRD, denunció en agosto pasado ante la PGR que Castillo amasó, esa frase usó Robles Montoya, algo así como dos mil millones de pesos por desfalcos, cobros del diezmo o del Don King (don quince por ciento, pues), según el perredista.
     El mismo senador denunció, semanas después, que el secretario de Administración, Alberto Vargas Varela benefició a sus empresas con esquemas de crédito a la policía estatal y que infló los costos de la construcción del penal de Miahuatlán.
     Qué decir del IEEPO, donde al primer director de esa dependencia en la administración gabinista, Bernardo Vázquez la PGR le abrió una averiguación por un presunto fraude fiscal por 100 millones de pesos, más la existencia de aviadores dados a conocer recientemente.
     En fin, la corrupción pudre a Oaxaca. Y en esa larga lista de escándalos aparece el consejero jurídico del gobierno oaxaqueño, Víctor Hugo Alejo Torres, a quien acusaron de incurrir en conflicto de interés porque su despacho jurídico lleva la controversia por el tema chimalapa.
     Contra la escandalosa corrupción que indigna a la sociedad oaxaqueña, ¿quién puede? Desde el círculo gubernamental parece que todos se encubren. ¿Para eso querían el poder? ¿Para ser iguales o peores de los que sacaron del gobierno?
     ¿No debería ser el combate contra la corrupción y la impunidad uno de los temas prioritarios en Oaxaca, una entidad pobre, jodida y marginada pero con políticos multimillonarios que antes de su incursión en la cosa pública quizá ni siquiera imaginaban que la vida les sonreiría?
     Y para acabarla de amolar, la necesidad de un centro de convenciones y de cultura para tener más turismo apesta a nuevos negocios sucios con más conflictos de interés del titular de Economía, José Zorrilla y que explotó con una residencia de siete millones de dólares.


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