Alberto López Morales
Hace casi cinco
años, en el recinto donde sesionaban los diputados de la 61 Legislatura
oaxaqueña, retumbaban las acusaciones contra el gobernador saliente Ulises Ruiz
Ortiz. La principal crítica que recibía era porque dejaba como herencia una enorme
deuda pública.
Durante la sesión
que se realizó el 22 de noviembre del 2010, por momentos parecía que se le
saldría del control a la presidenta de la Mesa Directiva, Eufrosina Cruz
Mendoza. Había gritos en la tribuna, los diputados increpaban desde sus curules
y el desorden prevalecía en el salón de plenos.
Los diputados
opositores al PRI no desaprovecharon la ocasión para cobrarle todas las
afrentas al gobernador Ruiz Ortiz. La comparecencia del secretario de Finanzas,
Miguel Ángel Ortega, con motivo de la Glosa del VI Informe de Gobierno, fue el
escenario ideal para facturar los agravios.
Faltaban ocho
días para que el entonces gobernador electo, Gabino Cué rindiera protesta frente
a la mayoría de esa 61 Legislatura que condenaba sin piedad el incremento de la
deuda pública que pasaba en seis años de 501 millones de pesos, a cuatro mil
615 millones de pesos.
En esa
comparecencia, el entonces titular de Finanzas Ortega Habib se esmeró en
explicar que la deuda de 501 millones de pesos heredada por el gobierno
muratista se pagó en su totalidad y que la deuda por heredar al nuevo gobierno
ascendía a mil 446 millones de pesos.
Ninguno de los
diputados opositores al PRI creyó en esa cifra de mil 446 millones de pesos. Se
quedaron con la idea de que la deuda pública era de cuatro mil 615 millones de
pesos y acusaron al gobierno saliente de ser opaco con la rendición de cuentas.
Uno de esos
diputados fue el emblemático vocero de la desaparecida APPO, Flavio Sosa
Villavicencio, quien llegó a la 61 Legislatura con el cobijo del Partido del
Trabajo. Flavio Sosa fue implacable con Ortega Habib. “Para mi usted representa
la corrupción”, le dijo de entrada.
El entonces
diputado Flavio Sosa lanzó una expresión que tal vez quiso ser una profecía
política: “Oaxaca no merece más gobiernos que se manejen en la opacidad”.
Faltaban ocho días para la asunción del primer gobierno no priísta en la
historia de Oaxaca.
Margarita García,
quien fue electa en esa 61 Legislatura como diputada del desaparecido Partido
Convergencia, también aprovechó la comparecencia de Ortega Habib para
cuestionar el incremento de la deuda en el sexenio de Ulises Ruiz Ortiz.
“La deuda pública
al iniciar la administración 2004/2010 era 552 millones 700 mil pesos y hasta
junio de 2010 se incrementó a cuatro mil 288 millones 800 mil pesos, es ahí
donde pierden total validez las palabras del gobierno que dice tener una
política financiera prudente”, señaló.
En aquella sesión
del 22 de noviembre del año 2010, también se oyó el cuestionamiento del diputado
local perredista Francisco Martínez Neri. “¿Por qué dejaron al siguiente
gobierno y a las nuevas generaciones compromisos de pago cada vez mayores?”,
preguntó.
Alejandro López
Jarquín, también del PRD electo por el distrito de Etla, cuestionaba el
endeudamiento afirmando que “Oaxaca ocupa el último lugar en indicadores en
salud y educación a nivel nacional” y consignaba que “38% de los oaxaqueños
vive en pobreza alimentaria”.
En la historia
legislativa de Oaxaca, era la primera vez que la entidad tenía un Congreso con
mayoría opositora al PRI y con esa mayoría, los diputados del PAN, PRD, PT,
Convergencia y Unidad Popular enjuiciaron sin piedad al gobierno ulisista por el
excesivo endeudamiento.
Dentro de una
semanas, el 15 de noviembre de este año, el gobernador aliancista Gabino Cué
Monteagudo rendirá su quinto y penúltimo informe de gobierno en el que
obligadamente deberá referirse a la deuda acumulada en los cinco años de su
gestión. ¿Será enjuiciado, también?
A lo largo de
estos cinco años de su gobierno, Gabino Cué cuadriplicó la deuda que le dejó
Ruiz Ortiz. Gabino Cué acumula hasta ahora una enorme deuda estimada en 18 mil
millones de pesos en números cerrados. 14 mil millones de pesos más de lo que
le heredó Ulises Ruiz Ortiz.
La deuda
acumulada de Gabino Cué comenzó en el mismo 2010, con 500 millones solicitados
por URO. En el 2011 pidió prestado 500 millones más. En el 2012 el
endeudamiento fue de tres mil 316 millones de pesos. En el 2013 hubo otra
deuda, ahora de tres mil 980 millones de pesos.
El año pasado,
los diputados locales le volvieron a aprobar otro endeudamiento a Cué por dos
mil 756 millones y en este 2015, con el voto de los priístas la 63 Legislatura
aprobó otro préstamo por dos mil 220 millones de pesos.
La deuda
contratada por Cué en estos cinco años es de 13 mil 272 millones de pesos, que
sumados a cuatro mil 856 millones de pesos por concepto de deuda reserva o
adicional, suman los 18 mil 128 millones de pesos.
¿Para qué
contrató Cué esa deuda acumulada de 18 mil millones de pesos? En su argumento
dirigido a los diputados explicó que sería para enfrentar los desastres
naturales y para cubrir la deuda con el magisterio.
Contra lo que
pudiera pensarse, el excesivo endeudamiento de Cué no se aplicó en el desarrollo
de la infraestructura, tampoco para impulsar proyectos productivos. O sea, nada
para el desarrollo de la entidad.
El gobierno de
Oaxaca se endeudó excesivamente, pese a que la Federación le otorgó para el
ejercicio 2015, la cantidad de 83 mil millones de pesos. La excesiva deuda
contratada por Cué compromete las participaciones federales y sobre todo a la
sociedad oaxaqueña.
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