Alberto López Morales
JUCHITÁN, Oax.- “Ahora
sí estamos jodidos. Sin producción, con deudas y abandonados por el gobierno”,
resumió entristecido el campesino Noé Morales Gómez, quien el año pasado sembró
10 hectáreas de sorgo y no cosechó un solo grano. En este año también le fue
mal. Perdió todo.
Noé Morales Gómez
tiene 77 años de edad y toda su endurecida vida la ha compartida entre la cría
de becerros y la siembra de sorgo. Recio, bajo de estatura y correoso parece de
menos edad. “Nunca pensé que algún día saliera de mi pueblo para venir a
bloquear la carretera”, confiesa.
Con Noé Morales,
indígena ikoot de Vergel del Maíz, están decenas sorgueros de la zona oriente
del Istmo. Cerraron la Panamericana para exigir que el gobierno declare la
emergencia agrícola tras la pérdida total de 20 mil hectáreas afectadas por la
plaga del pulgón amarillo.
―Desde
el año pasado alertamos a las autoridades del sector agropecuario sobre la
presencia del pulgón amarillo en San Francisco del Mar. No hicieron nada y ahí
están las consecuencias―, denunció María Teresa Santiago Desales, dirigente de una
unión de sorgueros oaxaqueños.
Hace un año, Noé
Morales Gómez vendió “como siete becerros” para reunir unos cien mil pesos y
sembrar en julio 10 hectáreas de sorgo. Esperaba cosechar en noviembre unas 60
toneladas y ganar unos 150 mil pesos. Perdió todo. La plaga del pulgón amarillo
acabó con la gramínea.
Durante siete
meses, entre diciembre y el 19 de julio, Noé Morales y su familia subsistieron
con 250 pesos diarios producto de la ordeña de sus vacas y la venta de unos 50
litros de leche en San Francisco del Mar.
―En
esos meses podría decir que gané 60 mil pesos, pero en realidad salí perdiendo
porque si hubiera tenido una buena cosecha, hubiera ganado algo así como 110
mil pesos entre la venta de la leche y la venta del sorgo―,
dice en medio de su angustia.
Noé Morales se
dice jodido porque las cinco hectáreas de sorgo que sembró a partir del 20 de
julio de este año no tuvieron ningún rendimiento. Esperaba producir unas 30
toneladas. “La falta de lluvias y el pulgón amarillo acabaron con todo”.
Frente al
desolador panorama que viven los cuatro mil productores de sorgo en el Istmo de
Tehuantepec, enviados del delegado de Sagarpa en Oaxaca, Manuel García y del
secretario de Desarrollo Agropecuario, Jorge Carrasco, ofrecieron un apoyo de
mil 500 pesos por hectárea.
―Esos
mil 500 pesos por hectárea no servirán ni para el primer “bombazo” de insecticida para combatir la plaga―,
señaló indignado Santiago Cruz, representante de los sorgueros organizados en
la asociación “Istmo Nuevo Milenio”, que se sumaron a la protesta con el
bloqueo de carretera.
“Ese apoyo no
servirá para cubrir las deudas”, dijo molesto el campesino José Luis Santiago
Betanzos, un jubilado de Pemex que junto con tres hermanos obtuvo un crédito
bancario de 300 mil pesos para sembrar casi 50 hectáreas de sorgo.
De los 300 mil
pesos, “me tocan 136 mil pesos que ya estoy pagando en el banco. Pago cuatro
mil mensuales. ¿Cómo?, Pues por fortuna soy jubilado de Pemex y tengo mis
becerros para vender, pero perdí la cosecha y quedé endeudado”, dijo molesto
Santiago Betanzos.
Maricela Escobar
Morales, también perdió la cosecha de 50 hectáreas de sorgo y no sabe cómo le
hará para que termine de pagar un tractor que compró a crédito en 2011. “Me
costó 650 mil pesos. Cada febrero debo pagar 100 mil pesos, pero ¿ahora cómo le
haré?, preguntó angustiada.
Como ella, hay
decenas de campesinos que están endeudados con la compra de la semilla y el
fertilizante y con la adquisición de un tractor. Uno de esos productores de
sorgo es Faustino Santiago, de 70 años de edad.
―Perdí
la cosecha de 60 hectáreas de sorgo. Ahora, antes de huir para el momento,
mejor voy a presentar un escrito a la financiera que me dio el tractor a
crédito para que me espere en el pago porque para febrero del 2016 no tendré
dinero para pagar los 100 mil que toca cubrir.
Con un tractor y una lona
azul de cuatro metros cuadrados a media carretera de la Panamericana, para
cubrirse del sol, hombres y mujeres comparten no solo su enojo por el silencio
gubernamental, sino también sus alimentos bajo el sol y el viento.
En medio de esa mezcla
de sentimientos, de coraje y congoja, los sorgueros preguntan por qué el
gobierno de Oaxaca se niega a pedir la declaratoria de emergencia agrícola por
el siniestro total de las 20 mil hectáreas de sorgo provocado por la sequía y
la plaga del pulgón amarillo.
―El problema no es solo
de los sorgueros. Es de todos, porque sin sorgo en el país, el alimento para
las reses y los pollos se comprará en el extranjero y el precio de la carne,
del huevo y de la leche subirá y afectará a los consumidores―, sentenció la
lideresa Santiago Desales.
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