ALBERTO LÓPEZ MORALES
La paz está
distante en la población chimalapa de San Francisco la Paz. Hay, en cambio, luto,
dolor, desabasto de víveres, embarazadas sin atención médica y niños desnutridos.
Predomina el olvido y el abandono. Nadie trabaja por miedo a una emboscada. Hay
de todo, menos la paz.
En San Francisco
la Paz, la población cansada por tantas incursiones de los talamontes y el
olvido gubernamental, amenazan con “quemar” a David Vega Guerrero, uno de los
cuatro retenidos desde el 24 de diciembre pasado.
El clima de
tensión acumulado durante más de tres décadas resurgió en febrero del 2015, cuando
los pobladores de San Francisco la Paz, cansados por la inacción gubernamental
frente a las constantes invasiones, retuvieron durante casi un mes a cuatro
talamontes chiapanecos.
Las invasiones,
sin embargo continuaron. Por esa razón, los comuneros chimalapas detuvieron el 24
de diciembre pasado a otros cuatro talamontes, entre ellos a David Vega Guerrero,
a quien vinculan con la desaparición del dirigente zoque, Pablo Escobedo
Méndez, en mayo de 1992.
Sin Navidad, Año
Nuevo y sin Día de Reyes
Desde el 24 de
diciembre, con excepción de los menores de edad, hombres y mujeres, armados con
rifles, escopetas, palos en forma de lanzas y machetes montan guardias día y
noche por la entrada y por el río Uxpanapa de San Francisco la Paz.
“Aquí no tuvimos
Navidad, tampoco Año Nuevo y menos Día de Reyes porque no la hemos pasado
velando para que no vengan los talamontes a rescatar a los retenidos. Aquí
andamos con miedo porque los niños preguntan: “¿mamá, vendrán a matarnos?”,
narró doña Zoila Fernández.
Con la
indignación en el rostro, doña Zoila, encargada del programa Prospera relató
que por el acoso de los talamontes, el domingo pasado falleció la señora Pérfida
Roque Jacinto, quien no recibió la atención médica en su octavo parto.
“¡Qué espera el
gobierno para actuar! ¿Qué se mueran dos o tres mujeres más? Aquí hay como 20
embarazada que necesitan la atención y no hay médicos y tampoco medicinas. Los
niños andan desnutridos porque se agotan los víveres. ¡Nadie quiere salir por
miedo!”, señaló.
Nadie cultiva por
temor a las emboscadas
Tradicionalmente
en estos días la gente de San Francisco la Paz inicia con la siembra de maíz,
frijoles y chiles. Sin embargo, por la situación tensa en que se vive en la
zona, los campesinos suspendieron sus cultivos. Todos están dedicados a la
vigilancia.
A veces se
organizan brigadas de 10 o 20 hombres que salen a buscar el ganado o a revisar
los potreros. Hay hombres desconocidos que merodean la zona y se roban las
vacas, destruyen los trabajaderos o cortan el servicio de energía eléctrica.
La vigilancia no
se limita en el pueblo donde viven unas mil 200 personas entre hombres, mujeres
y menores de edad. Se extiende por los cuatro parajes invadidos una y otra vez
donde los chiapanecos como Óscar Gordillo, alienta las invasiones para crear
nuevos núcleos de población.
Gente como Óscar
Gordillo, dirigente de los ganaderos de Cintalapa, Chiapas, Fernando Ocampo,
quien se dice agente del ilegal municipio Belisario Domínguez y David Vega,
andan vendiendo las tierras chimalapas diciendo que son de Chiapas, denunció
Arnulfo Roque Jacinto.
Roque Jacinto,
secretario auxiliar de bienes comunales de Santa María Chimalapa en San
Francisco la Paz, que las zonas invadidas en los parajes Los Pescaditos,
Emanuel uno y dos y en La Gloria suman unas 56 mil hectáreas.
Exigen el desalojo de
los invasores
La vida en San
Francisco la Paz ha sido muy difícil. Muy dura desde que en 1992 cuando
arreciaron las agresiones de los talamontes, a pesar de que en 1994 el gobierno
federal los indemnizó por las 44 mil hectáreas de San Isidro la Gringa, añadió
Roque Jacinto.
Sin embargo, las
dificultades crecieron desde febrero del año pasado. 2015 no fue un año bueno
para nosotros. Hay miedo y hay indignación, admitió por su parte el agente
municipal de San Francisco la Paz, Víctor Eusebio Vásquez.
El pueblo,
agregó, exige el desalojo inmediato de todos los invasores. De lo contrario,
indicó, la población no va a liberar a las cuatro personas retenidas entre
ellas a David Vega, así como Roberto Martínez, Joaquín Escandón y Leonardo Juan
Zárate.
El agente
municipal de San Francisco la Paz lamentó que el gobierno de Oaxaca lejos de
frenar las invasiones, “solo nos amenaza con meternos a la cárcel porque
cometimos un delito al detener a los invasores. ¿De qué se trata?”, preguntó
irritado.
Desabasto de víveres
y sin médicos
Para llegar a San
Francisco la Paz desde Juchitán, hay que hacer un recorrido de 255 kilómetros
pasando por Matías Romero, cruzar por los poblados oaxaqueños de Boca del Monte
y la Colonia Cuauhtémoc e ingresar a las comunidades veracruzanas de Uxpanapa
hasta el poblado 14.
Tramos carreteros
desaparecidos y transformados en profundos agujeros lodosos, buenas carreteras
en los poblados de Uxpanapa, como la Chinantla y caminos pedregosos bajo la
asfixiante humedad dejada por recientes lluvias. Siete horas de extenuante viaje.
A medio camino, una patrulla de la policía
estatal de Oaxaca escoltaba al personal médico de la Jurisdicción Sanitaria
número dos del Istmo que regresaba a Juchitán a bordo de una camioneta de los
Servicios de Salud, tras permanecer dos días en San Francisco la Paz.
Más adelante,
justo sobre el puente vehicular que cruza sobre el arroyo “Sal si Puedes”, unas 50 personas, jóvenes en su mayoría armados
con palos, rifles y machetes resguardan la entrada al poblado. Identifican a
los reporteros y solo entonces retiran las piedras que impiden el paso.
Bajo ese
escenario de tensión, la doctora que laboraba en la clínica de salud de San
Francisco la Paz, se retiró desde el 28 de noviembre “por miedo”. El domingo
tres de enero falleció Pérfida, hermana del secretario auxiliar de bienes
comunales. No tuvo atención médica en su octavo parto.
Después que ella
murió, el gobierno mandó dos tres doctores que ya se fueron. En el pueblo no
hay medicinas. Te duele la cabeza, te dan paracetamol. Te duele la panza, igual,
te dan paracetamol. ¡Ya no sabemos qué hacer!, relató la coordinadora de
Prospera Zoila Fernández.
Y bajo ese mismo
escenario de miedo, los responsables de la distribución de los víveres de Diconsa
no han vuelto a surtir la tienda rural de San Francisco la Paz, desde hace más
de 15 días. “Faltan muchas cosas”, detalló la responsable, Elizabeth Vicente de
la Cruz.
―
¿Y cómo le hacen para sobrevivir en medio del desabasto?
―
Pues con un poco de maíz se hacen las tortillas y se echa un poco de sal y algo
de hierba mora si crece cerca, porque la mera verdad la gente no sale lejos por
miedo a las emboscadas, pero así la pasamos. Ojalá termine pronto el problema,
dijo Elizabeth Vicente de la Cruz.
Retenidos, bajo
vigilancia
El problema de las invasiones tiene
años. Los retenidos el 24 de diciembre son fiel reflejo de que nadie, desde el
ámbito gubernamental hace nada para frenarlos, menos para resolver los
conflictos. Es la comunidad zoque la busca, con esas retenciones, presionar al
gobierno.
Por fortuna,
desde el 24 de diciembre, la comunidad de San Francisco la Paz, la población
mantiene la prudencia. “Los detenidos querían crear el poblado La Gloria, en
San Isidro la Gringa. No lo hicieron, pero viven en la gloria, comen sin
trabajar acá”, dijeron los pobladores.
Los retenidos están bajo la vigilancia de un
primer círculo de mujeres armadas con machetes. Separados de los tres, dentro
de la llamada Casa Museo, que resguarda vestigios de la cultura Olmeca, David
Vega, espera y muestra sus ojos fríos ante el click de las cámaras.
Un segundo
círculo de seguridad es formado por jóvenes irreverentes que impiden el diálogo
entre periodistas y David Vega. “Nada de preguntas, solo tomen fotos”, dijo un muchacho.
Al lado del detenido, una colchoneta en el piso. ¿Aquí duermes? Silencio. Cara
dura del casi niño vigilante.
“Tenemos armas,
unas cuantas sirven para cazar animales, como en esta ocasión”, dijeron los
jóvenes vigilantes desde la entrada al pueblo a manera de justificación. Los
muchachos cara dura cuidadores de los
retenidos también se mostraban importantes con las armas en las manos.
―
¿Aquí duermen? ―, pregunté en forma estúpida. El silencio se impuso. Nadie
quiso revelar la ubicación. Ni los policías de Oaxaca que están en la zona
saben. Por seguridad ante una posible incursión, a los retenidos los cambian de
ubicación. Es regla en los conflictos. Cambio de lugar
Agua y camino,
pendientes
Entre la agencia municipal de San Francisco
la Paz y el campamento de la policía estatal, donde están unos 12 policías,
entra ellos una mujer de rostro joven, pistola al cinto, medio chaleco que cubre
el pecho y pantalones con fornituras, está la Casa Museo, donde permanecían los
retenidos.
Ahí, frente al
campo cubierto del pasto verde donde se levanta imponente el montículo que oculta
la pirámide herencia de la cultura Olmeca, cientos de tubos PVC acumulados
están en espera de la mano de obra para introducir siete kilómetros para el
agua potable.
“Por el momento
llevamos a los niños a bañarse rápidamente al río Uxpanapa o al arroyo “Sal si puedes”, o más bien a medio
bañarse porque nos da miedo de una emboscada”, insistió doña Elizabeth Vicente
de la Cruz.
Del poblado 14,
Veracruz, un camino lleno de piedras da
la bienvenida. Antes que se construyera el puente vehicular gestionado por el
obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, era necesario tomar un cayuco
para entrar a San Francisco la Paz.
Ahora hay un
puente que cruza por arriba de “Sal si
puedes”, un arroyo que se desbordó el año pasado. En ese puente hay
vigilancia. Y los vigilantes reclaman molestos que ese camino ya debería estar
rehabilitado con asfalto si no hubiera tal conflicto agrario.
Por el momento,
más que agua y caminos, la preocupación de las madres, como doña Juana García,
es la educación de sus hijas que cursan la preparatoria en los poblados
veracruzanos que disputan con los chimalapas las tierras zoques.
¿Qué vamos
hacer?, preguntó doña Juana dispuesta a echar mano del machete guardado en la
vaina. Cerca de 40 alumnos del bachiller dejaron de estudiar desde el jueves siete
de este mes. Tal vez el gobierno pudiera mandar más policías para cuidar a los
alumnos, indicó.
Caravana de
solidaridad
Frente al
conflicto que mantiene en tensión a los población de San Francisco la Paz y a
lo que llaman “traición” de sus autoridades agrarias y municipales, los chimalapas
de San Francisco la Paz, confían en la solidaridad del obispo emérito de
Tehuantepec, Arturo Lona Reyes.
Lona Reyes y
representantes de la asociación civil Maderas del Pueblo, están convocando a la
sociedad civil para que visiten a los pobladores de San Francisco la Paz. La
salida será el domingo a las ocho de la mañana en la iglesia San Vicente
Ferrer.
“Tengo amenazas de muerte de parte de los
invasores, de los ganaderos y talamontes, pero mi compromiso es con el pueblo y
con las comunidades indígenas”, señaló Lona Reyes al anunciar la caravana de
solidaridad con San Francisco la Paz.
La caravana a San
Francisco la Paz tiene un espíritu pacifista. “Haremos lo posible para ganar la
paz”, señaló Lona Reyes, quien pidió a las autoridades que demuestren amor por
Oaxaca y las tierras chimalapas.
“Tengo
entendido que los gobiernos de Oaxaca y Chiapas se van a reunir este lunes 11
en la Secretaría de Gobernación, espero que tomen medidas serias para que
desalojen a los invasores y regrese la calma, de lo contrario las cosas se van
a agravar”, advirtió el obispo e
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