Alberto López Morales
Nolberto Velázquez y su líder Carlos A Vásquez |
JUCHITÁN, Oax.- Terminó
la cosecha del sorgo en el Istmo de Tehuantepec, pero para el campesino
Nolberto Velázquez Vásquez, apenas comienza su pesadumbre. Invirtió 200 mil
pesos en la siembra del cereal sobre 40 hectáreas, pero por la caída del precio
y de la producción, solo recuperó 90 mil pesos y todavía debe 35 mil pesos por
la compra de la semilla y 40 mil pesos del fertilizante, además, tiene
pendiente de pago 200 mil pesos del tractor que compró.
“La situación que
vivimos es frustrante. Estamos desanimados. No sabemos para dónde tirarle este
año”, comenta con los ojos entrecerrados y a punto de las lágrimas. Nolberto
Velázquez tiene 49 años de edad. Su vida siempre ha sido la del campo. “Desde
niño aprendí de mi papá”, añade el campesino originario de Reforma de Pineda,
que en 1986 se tituló como técnico agropecuario en Zanatepec, región oriente
del Istmo, que después de sus estudios regresó al campo.
Para los
sorgueros de Oaxaca, la temporada fue “desastrosa”, añade por su parte el
presidente del Consejo Estatal de Productores de Sorgo, Carlos Alberto Vásquez
López. “Fue desastrosa porque a principios de la temporada sufrimos la sequía
en la planicie del Istmo, posteriormente vinieron las lluvias y tuvimos exceso
de agua en los cultivos de la zona oriente y al final llegó la plaga del gusano
soldado y aunado a todas esos males, el precio internacional se desplomó”.
El costo para
producir una hectárea de sorgo fluctúa entre cuatro mil a siete mil pesos. Hace
un año, cada hectárea producía hasta cinco toneladas. Ahora, por la sequía, el
exceso posterior de lluvias y la plaga, la producción por hectárea cayó a una
tonelada. Hace un año la tonelada era vendida a tres mil 500 pesos, ahora, tras
el desplome del precio internacional, derivado de la sobreproducción del cereal
en Estados Unidos, que fue superior a las 10 millones de toneladas, la tonelada
fue comprada a dos mil 500 pesos. Mil pesos menos y peor aún, una drástica
caída en la producción del grano.
La angustia y
frustración que vive el campesino Nolberto Velázquez Vásquez, padre de cinco
hijos que “comen y estudian”, es la misma que viven más de dos mil sorgueros
que en conjunto adeudan 70 millones de pesos por la compra a crédito de la
semilla y del fertilizante. Hay quienes también tienen pendientes el saldo de
varios pagarés o letras de 100 mil pesos por la adquisición de tractores.
“¿Qué vamos
hacer?”, pregunta en voz alta Nolberto Velázquez. Tras una pausa donde parece
que implora al silencio con las mandíbulas apretadas mirando hacia arriba, él
mismo se responde: “Lo que Dios diga, eso es lo que haremos para sobrevivir”.
Plaga del gusano dañó la producción del sorgo |
El desánimo y la
frustración que embarga a Nolberto no nacieron con la caída de la producción y
precio del sorgo. Viene de más atrás, de hace tal vez 10 años. No recuerda con
exactitud. Pero sabe con precisión que en la historia del campo él ya fue
golpeado con la siembra del maíz y del melón. “Ya probamos con varios cultivos
y siempre es lo mismo: cae el precio, cae la producción, salimos endeudados y
no sabemos qué hacer para este año porque quién sabe si nos darán créditos para
la semilla y el fertilizante”.
Con la firma del
Tratado de Libre Comercio, en 1994, recuerda, “Estados Unidos metió al país
toda la producción de maíz que quiso, maíz subsidiado allá y acá a menor
precio. Aquí la producción del maíz fue más cara y no pudimos competir.
Entonces, ya no era negocio sembrar el maíz y lo dejamos. Luego nos fuimos a la
siembra del melón. Al principio nos fue muy bien. Llegué a sembrar 30 hectáreas
de melón que exportaba a Estados Unidos, invertía 50 mil pesos y sacaba 250 mil
pesos, ¿pero qué pasó? De pronto los coyotes (intermediarios), nos decían que
nuestro melón tenía salmonela y abarataban el precio.
Ahora, con el
sorgo, estamos viviendo la misma situación desastrosa que vivimos con el maíz y
el melón, añade, mientras se soba los dedos, aprieta los puños, se aferra al
ala del sombrero blanco que le cubre del sol mientras camina por los surcos que
piensa abandonar porque “ahorita estoy desarmado para producir. No tengo
dinero, ni ánimo. Tengo deudas y no sé qué voy hacer”.
En el Istmo de
Tehuantepec se siembra en promedio 20 mil toneladas de sorgo. Por los problemas
de sequía, exceso de humedad, caída del precio y los ataques de la plaga del
gusano el soldado se corre el riesgo de que deje de sembrarse el sorgo en una
superficie de 15 mil hectáreas. En esta temporada, los sorgueros tenían la
esperanza de cosechar y vender 70 mil toneladas. “Solo cosechamos 27 mil
toneladas”, dice angustiado el presidente de los sorgueros, Carlos Alberto
Vázquez López.
“Es frustrante lo
que vivimos. Estamos desanimados. No sabemos para dónde tirarle. Ya no sabemos
qué camino tomar. Solo Dios sabe”, puntualiza Nolberto Velázquez, el campesino
que desde niño aprendió a sobrevivir en el campo y que después fue a prepararse
como técnico agropecuario. “¿Para qué? ¿Para vivir esta frustrante vida?”,
pregunta en tono lastimoso y lleno de desesperanza. “Esa es la realidad, la cruda
realidad del campo y del campesino”, remata.
EL PROBLEMA ESTA ARRAIGADO EN EL GOBIERNO POR PERMITIR INTERMEDIARIOS CONOCIDOS COMO COYOTES,YO RECOMIENDO A LOS SORGUEROS QUE NO SIEMBREN SORGO ESTE AÑO. POR LO MENOS 2 O 3 AÑOS. Y ACABAR CON LOS PRESIDENTES DE LOS SORGUEROS QUE LO UNICO QUE SABEN HACER ES ENGAÑAR A LOS SORGUEROS -
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