Alberto López Morales
JUCHITÁN, Oax.- Por momentos parece que se le
apaga la voz, pero recupera el aliento y exclama indignado: “el país anda mal.
Muy mal. ¡Es un desastre!”. Es el diagnóstico lacónico que hace el obispo
emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, sobre la economía mexicana.
Heredero y protagonista de aquella generación
de clérigos que apostaron por la teología de la liberación, Lona Reyes cumplirá
este 15 de agosto 45 años de haber sido ordenado obispo y 64 años de iniciar el
sacerdocio. La feligresía le prepara “una gran fiesta” para el miércoles 17.
Al “obispo de los pobres”, como le dicen las
comunidades indígenas de Oaxaca, confiesa que el aumento en la gasolina y en la
electricidad, a pesar de que el gobierno dijo que ya no subirían los precios, “hará
mayor el sufrimiento del pueblo”.
Próximo a cumplir 91 años de edad el primero de
noviembre, “en la fiesta de Todos los Santos”, el obispo emérito recuerda que
su madre “Lolita” escogió el nombre de Arturo, del calendario Galván, “porque
Arturo significa Guardián de las Estrellas”.
Como buen guardián, Lona Reyes demanda a las
autoridades que apliquen en México la tesis del Papa Francisco sobre las tres
T. Trabajo, Techo y Tierra para frenar el empobrecimiento de los pueblos
indígenas “que se están muriendo de hambre”.
La fiesta por los 45 años de haber sido
ordenado obispo, justamente en la diócesis de Tehuantepec, la que Lona Reyes
considera “la más bella del mundo” y en donde sirvió entre 1971 y el año 2000,
se realizará en el Centro de Pastoral de la ciudad tehuantepecana.
En su diagnóstico sobre la situación política
del país, el obispo emérito considera que todos los partidos políticos tienen
su cuota responsabilidad de los “males que achacan a los mexicanos” y que por
esa razón, “desahuciados, los partidos carecen de credibilidad. Nadie cree en
ellos. Ni yo”.
La corrupción
ahoga al país, la inseguridad y la violencia desangran a los mexicanos. Con
justa razón los pueblos se indignan, se levantan y exigen justicia, exclama
Lona Reyes, mientras descansa en el convento de la Orden de las Hermanas
Clarisas Capuchinas de Tehuantepec.
Sentado en una pequeña cama en la que
duerme en sus visitas, bajo el manto protector de una enorme imagen de la
Virgen de Guadalupe, la Tonantzin para el prelado, el llamado Obispo de los
Pobres interrumpe la conversación para decir que ya tiene hambre.
Por la mañana
solo desayunó huevos con nopales, una sola tortilla de maíz y tomó un jugo
verde. El médico le prohibió casi todo, Nada de carnes, refrescos de botella o
panes. Tiene el dedo medio o mayor, protegido por una férula. Apenas le
hicieron una pequeña cirugía.
Con todo y
hambre, don Arturo, el Guardián de las Estrellas, dice que las demandas de los
maestros que protestan contra la reforma educativa son legítimas, pero
cuestiona los bloqueos de carreteras “que el pueblo, los ancianos, los niños y los enfermos no
merecen”.
Fui, dijo a
oficiar una misa en un bloqueo en Juchitán, en el Canal 33, pero les dije que con
sus acciones le dan luz verde a los vándalos que destruyen comercios e
incendian vehículos y esos actos desacreditan a los profesores.
Si Lona Reyes es crítico con la clase
gobernante que tiene al país sumido en “un desastre”, con la jerarquía católica
es implacable: “la mayoría de los obispos tiene poco acercamiento con los
pueblos indígenas que están en la indefensión”, expresa en medio de la
molestia.
“Te lo digo con conocimiento de causa porque
como obispo he caminado durante 45 años al lado de los pueblos que sufren
hambre e injustica y he llorado al lado de ellos porque desde el gobierno y los
políticos hay mucha insensibilidad, que ni medicinas mandan para los
hospitales”.
El obispo de
los pobres, que en su servicio pastoral ha librado unos once atentados, no
observa un futuro halagador para los indígenas de Oaxaca. Ni siquiera con la entrada en vigor de la Ley
de las Zonas Económicas Especiales para detonar el Istmo de Tehuantepec.
¿Sabes qué me
dicen en las comunidades indígenas?, pregunta con la respiración contenida.
¿Sabes qué dicen? Interroga otra vez, y responde con una amplia carcajada de
jajajaja. “Sueñas padre obispo, sueñas”.
El obispo
emérito recuerda que “hace años el gobierno federal ofreció la construcción de
la súper carretera de Oaxaca al Istmo”. Ya pasaron tres gobiernos estatales con
Murat, Ulises y Gabino. Son 18 años y no la terminan. Por eso dicen que sueño,
creo que tienen razón, dice.
Envuelto en su
pantalón de mezclilla y playera blanca, Lona Reyes confiesa que extraña
regresar a San Francisco la Paz, Chimalapa, donde inaugurará para el otro mes,
la preparatoria indígena de los maristas.
“Sigo
trabajando a favor de los pueblos indígenas. Tenemos cooperativas de café que
se exporta a Europa, producción de ajonjolí para producir aceites, medicinas
alternativas, la defensa de derechos humanos. ¡Estamos trabajando!”, señala con orgullo.
En la intimidad de la entrevista, don
Arturo, el guardián de las estrellas, pide que el día que Dios lo llame a
cuentas, sus restos sean cremados y colocados “en un cajita” en la Catedral de
Tehuantepec, con un epitafio que diga: “siempre luchó. Nunca lloró”. Lona Reyes,
feliz en su fiesta.
los curas Hidalgo, Morelos, Matamoros y gente como Los Flores Magon y Zapata al igual que Lona Reyes han ofrecido su vida a servir con los más necesitados, las cosas no han cambiado desde el principio de la independencia, se habla de corrupción por no decir prostitución pero el mal esta entre nosotros como plaga y hay que decirlo con todas sus letras porque se pega y nos denigra y de nada sirve llevar ofrendas al altar si estamos contaminados, el cristianismo nos enseña que primero debemos corregir nuestras flaquezas y presentarnos al altar con la conciencia tranquila, la lucha magisterial es justa, lo reprobable es que se permita que gente mala leche aproveche para cometer actos ilícitos y que queden impunes por falta de autoridad y orden tanto en el gobierno como en el grupo del magisterio.
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