Alberto López Morales
JUCHITÁN, Oax.- En 1975, ocho años antes de su
muerte, el cuentista y poeta juchiteco Gabriel López Chiñas escribió Diidxazá, un poema donde al final remata
que el zapoteco, la lengua materna de los Bini
za (hombres y mujeres nube), morirá cuando muera el sol. De aquel entonces
a la fecha han pasado 40 años y el zapoteco languidece y ahora tiene menos
hablantes.
¡Ay!, diidxazá, Diidxazá/diidxa’ hrusibani na’/na’
nanna zanitilu’/dxi initi gubidxaca’ (Ay!,zapoteco, zapoteco/idioma que me
revive/sé que morirás/el día que muera el sol), escribió López Chiñas. Sin
embargo, por diversas causas y de acuerdo con cifras del INEGI, entre la década
del 2000 al 2010, el porcentaje de hablantes del zapoteco descendió del 62% al
53% de la población total de esta ciudad istmeña.
En el corredor comercial de la avenida Juárez,
en la parte sur del palacio municipal de esta ciudad, todos los días se dan
cita las mujeres que venden sus productos, como pescados en todas sus presentaciones:
secos, horneados, frescos y con chipotle, así como camarones, frutas, pollos
rellenos, verduras, tortillas, totopos, huevos de tortuga, huaraches, café,
chiles, mandiles, achiote, quesos, limones, jaibas, frijoles, chiles rellenos.
Los gritos y el regateo de las mujeres es siempre en zapoteco, incluso para los
compradores que solo hablan el “castellano o español”.
Desde ese espacio comercial, donde el grito de Guetabingui, Guchachi dxiita, Guetabiguii y
Guetasuuquii, se imponen y que en español ofrecen tortas horneadas de maíz
con camarón, tamales con carne y huevos de iguana, totopos y tortillas tostadas
de comizcal, dan la impresión que el zapoteco no morirá, que solo morirá cuando
muera el sol. La realidad sin embargo, es distinta, delicada, grave. El
zapoteco pierde hablantes no solo en el Istmo, sino también en la cuna de la
cultura de los Bini za.
Según estadísticas de la Sedesol, que recoge
cifras del periodo de 2005 a 2010, de ocho municipios zapotecos del Istmo oaxaqueño
donde se habla la lengua materna, esta ciudad juchiteca ocupa el tercer lugar
con una tendencia que indica la disminución de hablantes de la lengua
originaria.
Santa María Xadani, una pequeña población que a
pesar de que ha sido golpeada por la migración de sus hombres y mujeres que van
al corte de caña a Tepic, aún mantiene un porcentaje significativo de
hablantes: ocho de cada 10 pobladores hablan el zapoteco.
La comunidad de San Blas Atempa, que tiene una
incesante relación comercial con Tehuantepec y Juchitán, con la venta de cocos,
tomates, plátanos y flores, entre otros productos, mostró un ligero descenso
porcentual de punto cinco. Siete de cada 10, aún domina la lengua materna.
Esta ciudad juchiteca se colocó en el tercer
sitio con 53% de hablantes de una población total de 93 mil 30 habitantes,
según el censo del 2010.Dicho porcentaje de hablantes es similar al que
presenta Unión Hidalgo, Rancho Gubiña, una localidad cercana al oriente de
Juchitán y que se fundó hace poco más de 100 años con familias juchitecas.
Del cuarto lugar que ocupa Unión Hidalgo, hay
cuatro municipios que muestran preocupantemente un drástico descenso de
hablantes en zapoteco, como Asunción Ixtaltepec, la tierra de alfareros que con
sus manos mágicas elaboran ollas y figuras de barros. Con una población de casi
15 mil personas, solo cuatro de cada 10 de ellos habla el zapoteco. En orden
descendente sigue El Espinal, la ciudad que tiene el mayor número de
profesionistas por municipios de la entidad, que con una población de ocho mil
personas, solo tiene tres hablantes del zapoteco por cada 10 pobladores.
Los ejemplos más patéticos por la pérdida de
hablantes del zapoteco se localizan en Ciudad Ixtepec, la tierra que en el
pasado cobijó a hombres y mujeres procedentes de ciudades iraquíes como Mosul y
Telkef, así como libaneses que ingresaron a México desde el puerto francés de
Marsella, y en Santo Domingo Tehuantepec, conocida como la capital espiritual
del Istmo.
En ciudad Ixtepec, cuyo comercio en el pasado
ganó prestancia con el paso del ferrocarril procedente de Chiapas y Salina
Cruz, apenas hablan el zapoteco dos de cada 10 pobladores. DE 26 mil
habitantes, el porcentaje de hablantes del zapoteco apenas llega al 18%,
mientras que en Tehuantepec, la ciudad que da nombre al Istmo oaxaqueño, tiene
el porcentaje más bajo. Uno de cada habla la lengua materna. De 61 mil
habitantes, solo el 8% practica el zapoteca.
Especialistas juchitecos encargados e
interesados en el rescate de la lengua zapoteca, como Jorge Magariño, Víctor
Terán, Irma Pineda, Natalia Toledo, Víctor Cata, Gerardo Valdivieso, que han
seguido el camino de Gabriel López Chiñas, Macario Matus, Víctor de la Cruz y
Enedino Jiménez, para impulsar la lengua materna de los Bini za, han realizado
y llevan a cabo talles, cursos y publicado libros. Sin embargo, nada de eso ha
sido suficiente ante la vertiginosidad con que el zapoteco pierde espacio en
las viviendas, la escuela, los centros de trabajo, la calle, en las
festividades, el mercado y los centros de concentración familiar como las propias
iglesias.
Hay un diagnóstico de las autoridades
juchitecas, de la casa de cultura y de la academia que forman los intelectuales
hablantes y promotores del zapoteco que establece las razones de la pérdida
paulatina y grave de la lengua que heredaron los hombres y mujeres Bini za:
políticas educativas equivocadas, menos familias enseñan el zapoteco a sus
hijos, la aparición de otros medios masivos de comunicación y el mismo paso del
tiempo.
Frente a ese panorama dramático en el que los
lingüistas del país consideran que el zapoteco en Juchitán está en peligro de
extinción, las autoridades municipales encargaron a un grupo de expertos la
ejecución de acciones para el rescate y difusión de la lengua materna de los
Bini za. Magariño y Terán, Vidal Ramírez, director de la casa de cultura, han
propuesto más de 13 acciones que van desde talleres en escuelas, acuerdos con
maestros, pláticas en bibliotecas e impulso de acciones familiares para que el
zapoteco revierta su debilidad.
Entre otras acciones, también las autoridades
involucrarán a las radios comunitarias y alternativas para que fomente la
producción de guiones en zapoteco, además de trípticos, carteles y mesas
redondas. Todas las acciones deben ser viables y evaluadas para que el
zapoteco, la lengua de hombres y mujeres nubes, viva y como lo dijo Gabriel
López Chiñas, en 1975, solo muera cuando muera el sol, señalaron.
De lo contrario y a ese ritmo de pérdida de uno
por ciento de hablantes por año, en medio siglo las nuevas generaciones, dijo
Tomás Chiñas, especialista en zapoteco, ya no se escuchará el grito de las
mujeres que en el mercado proponen: lasi’
benda gucúa dxhita laadi, sino el despersonalizado castellano que ofrece:
compren pescado que pegaron huevo su espalda.
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