viernes, 8 de enero de 2016

La paz, distante en San Francisco la Paz


ALBERTO LÓPEZ MORALES

     La paz está distante en la población chimalapa de San Francisco la Paz. Hay, en cambio, luto, dolor, desabasto de víveres, embarazadas sin atención médica y niños desnutridos. Predomina el olvido y el abandono. Nadie trabaja por miedo a una emboscada. Hay de todo, menos la paz.
     En San Francisco la Paz, la población cansada por tantas incursiones de los talamontes y el olvido gubernamental, amenazan con “quemar” a David Vega Guerrero, uno de los cuatro retenidos desde el 24 de diciembre pasado.
     El clima de tensión acumulado durante más de tres décadas resurgió en febrero del 2015, cuando los pobladores de San Francisco la Paz, cansados por la inacción gubernamental frente a las constantes invasiones, retuvieron durante casi un mes a cuatro talamontes chiapanecos.
     Las invasiones, sin embargo continuaron. Por esa razón, los comuneros chimalapas detuvieron el 24 de diciembre pasado a otros cuatro talamontes, entre ellos a David Vega Guerrero, a quien vinculan con la desaparición del dirigente zoque, Pablo Escobedo Méndez, en mayo de 1992.
Sin Navidad, Año Nuevo y sin Día de Reyes
     Desde el 24 de diciembre, con excepción de los menores de edad, hombres y mujeres, armados con rifles, escopetas, palos en forma de lanzas y machetes montan guardias día y noche por la entrada y por el río Uxpanapa de San Francisco la Paz.
     “Aquí no tuvimos Navidad, tampoco Año Nuevo y menos Día de Reyes porque no la hemos pasado velando para que no vengan los talamontes a rescatar a los retenidos. Aquí andamos con miedo porque los niños preguntan: “¿mamá, vendrán a matarnos?”, narró doña Zoila Fernández.
     Con la indignación en el rostro, doña Zoila, encargada del programa Prospera relató que por el acoso de los talamontes, el domingo pasado falleció la señora Pérfida Roque Jacinto, quien no recibió la atención médica en su octavo parto.
     “¡Qué espera el gobierno para actuar! ¿Qué se mueran dos o tres mujeres más? Aquí hay como 20 embarazada que necesitan la atención y no hay médicos y tampoco medicinas. Los niños andan desnutridos porque se agotan los víveres. ¡Nadie quiere salir por miedo!”, señaló.
Nadie cultiva por temor a las emboscadas
     Tradicionalmente en estos días la gente de San Francisco la Paz inicia con la siembra de maíz, frijoles y chiles. Sin embargo, por la situación tensa en que se vive en la zona, los campesinos suspendieron sus cultivos. Todos están dedicados a la vigilancia.
     A veces se organizan brigadas de 10 o 20 hombres que salen a buscar el ganado o a revisar los potreros. Hay hombres desconocidos que merodean la zona y se roban las vacas, destruyen los trabajaderos o cortan el servicio de energía eléctrica.
     La vigilancia no se limita en el pueblo donde viven unas mil 200 personas entre hombres, mujeres y menores de edad. Se extiende por los cuatro parajes invadidos una y otra vez donde los chiapanecos como Óscar Gordillo, alienta las invasiones para crear nuevos núcleos de población.
     Gente como Óscar Gordillo, dirigente de los ganaderos de Cintalapa, Chiapas, Fernando Ocampo, quien se dice agente del ilegal municipio Belisario Domínguez y David Vega, andan vendiendo las tierras chimalapas diciendo que son de Chiapas, denunció Arnulfo Roque Jacinto.
     Roque Jacinto, secretario auxiliar de bienes comunales de Santa María Chimalapa en San Francisco la Paz, que las zonas invadidas en los parajes Los Pescaditos, Emanuel uno y dos y en La Gloria suman unas 56 mil hectáreas.
Exigen el desalojo de los invasores
     La vida en San Francisco la Paz ha sido muy difícil. Muy dura desde que en 1992 cuando arreciaron las agresiones de los talamontes, a pesar de que en 1994 el gobierno federal los indemnizó por las 44 mil hectáreas de San Isidro la Gringa, añadió Roque Jacinto.
     Sin embargo, las dificultades crecieron desde febrero del año pasado. 2015 no fue un año bueno para nosotros. Hay miedo y hay indignación, admitió por su parte el agente municipal de San Francisco la Paz, Víctor Eusebio Vásquez.
     El pueblo, agregó, exige el desalojo inmediato de todos los invasores. De lo contrario, indicó, la población no va a liberar a las cuatro personas retenidas entre ellas a David Vega, así como Roberto Martínez, Joaquín Escandón y Leonardo Juan Zárate.
     El agente municipal de San Francisco la Paz lamentó que el gobierno de Oaxaca lejos de frenar las invasiones, “solo nos amenaza con meternos a la cárcel porque cometimos un delito al detener a los invasores. ¿De qué se trata?”, preguntó irritado.
Desabasto de víveres y sin médicos
     Para llegar a San Francisco la Paz desde Juchitán, hay que hacer un recorrido de 255 kilómetros pasando por Matías Romero, cruzar por los poblados oaxaqueños de Boca del Monte y la Colonia Cuauhtémoc e ingresar a las comunidades veracruzanas de Uxpanapa hasta el poblado 14.
     Tramos carreteros desaparecidos y transformados en profundos agujeros lodosos, buenas carreteras en los poblados de Uxpanapa, como la Chinantla y caminos pedregosos bajo la asfixiante humedad dejada por recientes lluvias. Siete horas de extenuante viaje.   
      A medio camino, una patrulla de la policía estatal de Oaxaca escoltaba al personal médico de la Jurisdicción Sanitaria número dos del Istmo que regresaba a Juchitán a bordo de una camioneta de los Servicios de Salud, tras permanecer dos días en San Francisco la Paz.
     Más adelante, justo sobre el puente vehicular que cruza sobre el arroyo “Sal si Puedes”, unas 50 personas, jóvenes en su mayoría armados con palos, rifles y machetes resguardan la entrada al poblado. Identifican a los reporteros y solo entonces retiran las piedras que impiden el paso.
     Bajo ese escenario de tensión, la doctora que laboraba en la clínica de salud de San Francisco la Paz, se retiró desde el 28 de noviembre “por miedo”. El domingo tres de enero falleció Pérfida, hermana del secretario auxiliar de bienes comunales. No tuvo atención médica en su octavo parto.
     Después que ella murió, el gobierno mandó dos tres doctores que ya se fueron. En el pueblo no hay medicinas. Te duele la cabeza, te dan paracetamol. Te duele la panza, igual, te dan paracetamol. ¡Ya no sabemos qué hacer!, relató la coordinadora de Prospera Zoila Fernández.
     Y bajo ese mismo escenario de miedo, los responsables de la distribución de los víveres de Diconsa no han vuelto a surtir la tienda rural de San Francisco la Paz, desde hace más de 15 días. “Faltan muchas cosas”, detalló la responsable, Elizabeth Vicente de la Cruz.
     ― ¿Y cómo le hacen para sobrevivir en medio del desabasto?
     ― Pues con un poco de maíz se hacen las tortillas y se echa un poco de sal y algo de hierba mora si crece cerca, porque la mera verdad la gente no sale lejos por miedo a las emboscadas, pero así la pasamos. Ojalá termine pronto el problema, dijo Elizabeth Vicente de la Cruz.
Retenidos, bajo vigilancia
     El problema de las invasiones tiene años. Los retenidos el 24 de diciembre son fiel reflejo de que nadie, desde el ámbito gubernamental hace nada para frenarlos, menos para resolver los conflictos. Es la comunidad zoque la busca, con esas retenciones, presionar al gobierno.
     Por fortuna, desde el 24 de diciembre, la comunidad de San Francisco la Paz, la población mantiene la prudencia. “Los detenidos querían crear el poblado La Gloria, en San Isidro la Gringa. No lo hicieron, pero viven en la gloria, comen sin trabajar acá”, dijeron los pobladores.
     Los retenidos están bajo la vigilancia de un primer círculo de mujeres armadas con machetes. Separados de los tres, dentro de la llamada Casa Museo, que resguarda vestigios de la cultura Olmeca, David Vega, espera y muestra sus ojos fríos ante el click de las cámaras.
     Un segundo círculo de seguridad es formado por jóvenes irreverentes que impiden el diálogo entre periodistas y David Vega. “Nada de preguntas, solo tomen fotos”, dijo un muchacho. Al lado del detenido, una colchoneta en el piso. ¿Aquí duermes? Silencio. Cara dura del casi niño vigilante.
     “Tenemos armas, unas cuantas sirven para cazar animales, como en esta ocasión”, dijeron los jóvenes vigilantes desde la entrada al pueblo a manera de justificación. Los muchachos cara dura  cuidadores de los retenidos también se mostraban importantes con las armas en las manos.
     ― ¿Aquí duermen? ―, pregunté en forma estúpida. El silencio se impuso. Nadie quiso revelar la ubicación. Ni los policías de Oaxaca que están en la zona saben. Por seguridad ante una posible incursión, a los retenidos los cambian de ubicación. Es regla en los conflictos. Cambio de lugar
Agua y camino, pendientes
     Entre la agencia municipal de San Francisco la Paz y el campamento de la policía estatal, donde están unos 12 policías, entra ellos una mujer de rostro joven, pistola al cinto, medio chaleco que cubre el pecho y pantalones con fornituras, está la Casa Museo, donde permanecían los retenidos.
     Ahí, frente al campo cubierto del pasto verde donde se levanta imponente el montículo que oculta la pirámide herencia de la cultura Olmeca, cientos de tubos PVC acumulados están en espera de la mano de obra para introducir siete kilómetros para el agua potable.
     “Por el momento llevamos a los niños a bañarse rápidamente al río Uxpanapa o al arroyo “Sal si puedes”, o más bien a medio bañarse porque nos da miedo de una emboscada”, insistió doña Elizabeth Vicente de la Cruz.
     Del poblado 14, Veracruz,  un camino lleno de piedras da la bienvenida. Antes que se construyera el puente vehicular gestionado por el obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, era necesario tomar un cayuco para entrar a San Francisco la Paz.
     Ahora hay un puente que cruza por arriba de “Sal si puedes”, un arroyo que se desbordó el año pasado. En ese puente hay vigilancia. Y los vigilantes reclaman molestos que ese camino ya debería estar rehabilitado con asfalto si no hubiera tal conflicto agrario.
     Por el momento, más que agua y caminos, la preocupación de las madres, como doña Juana García, es la educación de sus hijas que cursan la preparatoria en los poblados veracruzanos que disputan con los chimalapas las tierras zoques.
      ¿Qué vamos hacer?, preguntó doña Juana dispuesta a echar mano del machete guardado en la vaina. Cerca de 40 alumnos del bachiller dejaron de estudiar desde el jueves siete de este mes. Tal vez el gobierno pudiera mandar más policías para cuidar a los alumnos, indicó.
Caravana de solidaridad
     Frente al conflicto que mantiene en tensión a los población de San Francisco la Paz y a lo que llaman “traición” de sus autoridades agrarias y municipales, los chimalapas de San Francisco la Paz, confían en la solidaridad del obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes.
     Lona Reyes y representantes de la asociación civil Maderas del Pueblo, están convocando a la sociedad civil para que visiten a los pobladores de San Francisco la Paz. La salida será el domingo a las ocho de la mañana en la iglesia San Vicente Ferrer.
      “Tengo amenazas de muerte de parte de los invasores, de los ganaderos y talamontes, pero mi compromiso es con el pueblo y con las comunidades indígenas”, señaló Lona Reyes al anunciar la caravana de solidaridad con San Francisco la Paz.
     La caravana a San Francisco la Paz tiene un espíritu pacifista. “Haremos lo posible para ganar la paz”, señaló Lona Reyes, quien pidió a las autoridades que demuestren amor por Oaxaca y las tierras chimalapas.
     “Tengo entendido que los gobiernos de Oaxaca y Chiapas se van a reunir este lunes 11 en la Secretaría de Gobernación, espero que tomen medidas serias para que desalojen a los invasores y regrese la calma, de lo contrario las cosas se van a agravar”, advirtió el obispo e

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