martes, 7 de julio de 2015

GATO POR LIEBRE

RETAZOS DE HISTORIA

Gato por liebre

Alberto López Morales

     El 21 de junio del año 2012, el entonces candidato del PRI a la presidencia de México, Enrique Peña Nieto firmó el compromiso número 208 de su campaña electoral, consistente en la construcción de un hospital de especialidades en Juchitán para atender a los habitantes del Istmo y de la Costa.
     Tras el triunfo electoral de Peña Nieto, se dieron más detalles del compromiso: que el hospital ofrecería los servicios en seis especialidades, que tendría 90 camas y que estaría listo antes de que concluyera el periodo sexenal.
     Apurado por las circunstancias, el entonces presidente municipal de Juchitán, Daniel Gurrión Matías gestionó ante la SHCP la compra del predio donde había funcionado la planta arrocera Benito Juárez, localizado a un costado de la carretera Juchitán/El Espinal. En ese predio se construiría el hospital de especialidades de 90 camas.
     Pasaron los años y oh, ¡sorpresa! Nos darán gato por liebre.
     Apenas el pasado miércoles 24 de junio, una comisión técnica del gobierno federal llegó a Juchitán para conocer el predio donde, dijeron, se construirá el hospital materno/infantil de 30 camas, para dar cumplimiento al compromiso 208 firmado por Peña Nieto hace tres años, el 21 de junio de 2012.
     El dirigente estatal de la sección 35 del sindicato de trabajadores de salud, el enfermero Mario Félix Pacheco confirmó que la versión, pero no se quiso meter en honduras y dio como bueno que el nuevo hospital materno/infantil de 30 camas, próximo a construirse en Juchitán y que deberá ser entregado en el 2017, forma parte del compromiso de Peña Nieto.
     Los trabajadores de salud, al enterarse que ya no se construiría el hospital de seis especialidades con 90 camas, se inquietaron y se dijeron entre sorprendidos y engañados.
     “Nos están dando gato por liebre”, denunció el médico Juan Orozco, dirigente de los trabajadores del hospital general de 60 camas, “Macedonio Benítez Fuentes”, de Juchitán, que desde hace dos meses tiene sus puertas cerradas, salvo en el área de urgencias, porque carece de medicinas y material de curación.
     ¿Cuál es el argumento de la Secretaría de Salud para darles a los istmeños un gato por liebre? Los trabajadores de salud dicen que primero fue el recorte presupuestal motivado por la caída del precio internacional del petróleo y que a ese problema se sumó otro aunque de menor importancia pero que terminó por influir en el cambio.
     ¿Saben cuál? La comisión técnico que visitó inicialmente el predio, en los tiempos de Daniel Gurrión, como presidente municipal, encontró en la superficie la construcción de seis naves industriales y que el presupuesto asignado no contempla un recurso adicional para derribar las bardas y techos de las naves que en un tiempo sirvieron como área de bodega o de almacenes de la planta arrocera. ¿Qué pena, no? Un argumento endeble para justificar el cambio de gato por liebre.

     A propósito, en el último día de su mandato como alcalde juchiteco, Alberto Reyna inauguró un hospital para la mujer que según diversas fuentes, costó 10 millones de pesos entre equipos médicos y construcción. El hospital nunca funcionó. Nadie sabe dónde fueron a parar los equipos. 

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