viernes, 5 de agosto de 2011

Lona Reyes: militarizar no resuelve la violencia

Arturo Lona Reyes



Alberto López Morales

     TEHUANTEPEC, Oax.- El obispo emérito Arturo Lona Reyes entrecierra los ojos y se rasca la barbilla con la mano derecha. Su gesto taciturno refleja la angustia que lo atormenta. “La violencia no se resolverá con la militarización. Se desterrará con paz, justicia y dignidad”, explicó.

     En 1984, Lona Reyes ya había advertido, al lado de ocho obispos más de la región Pacífico Sur de México, que el poder del narcotráfico, sustentado en la pobreza de la población y en las complicidades de las autoridades, socavaría a la sociedad.

     Con la persistente narcoviolencia, la pobreza extrema en aumento, y el creciente desempleo, “México se tambalea”, dijo el prelado quien este 15 de agosto cumplirá 40 años de haber sido designado séptimo obispo de la diócesis de Tehuantepec.

     La fiesta para recordar que Arturo Lona Reyes fue el primer obispo que se ordenó en la catedral de esta ciudad, se realizará el 15 de septiembre porque el titular de la diócesis, Óscar Campos estará en España en un congreso juvenil. “Será muy patriótica la celebración”, bromeó.

     Conocido como el “Obispo de los Pobres”, a Lona Reyes le sobran preocupaciones. Le lastima la pobreza de los indígenas, le duelen las muertes por los conflictos agrarios, le irrita la voracidad de los políticos y le descorazona que el país esté en una creciente espiral de la violencia.

     Procedente del pueblo zoque de San Francisco la Paz, el paraíso que adoptó como hogar desde que dejó la diócesis en el 2000, y que le gestionó la construcción de un puente, la electrificación y la introducción del agua potable, Lona Reyes parece incansable a sus casi 86 años de edad.

     Sentado en una banca de madera negra en el corredor de la catedral, Lona Reyes evocó la tarde que se le atravesó en el camino al entonces primer secretario de Desarrollo Social, Luis Donaldo Colosio Murrieta para invitarlo a conocer la catedral y el obispado.

     ¿Pero qué es esto?, le preguntó Colosio en 1992, cuando vio el techo de lámina agujereado y las vigas apolilladas de la catedral y las paredes deterioradas del obispado. ¡Hay que hacer algo!”, dijo. Y la reconstrucción se hizo tras 70 años de abandono.

     “Desde entonces Colosio y yo fuimos amigos, tanto que un día nos invitó al ex arzobispo de Oaxaca, Bartolomé Carrasco Briseño y a mí a comer y nos pidió consejos para su campaña presidencial. Ya me sentía entrar y salir de Los Pinos…pero lamentablemente lo mataron”, añadió.

     Lona Reyes se reunió con el obispo titular Óscar Armando Campos Contreras, con quien, dijo, lleva bien “la fiesta” tras “13 años de bache” que vivió la diócesis durante la estancia de Felipe Padilla Cardona, quien había llegado en 1997 como coadjutor del obispo de los pobres.

    “Felipe Padilla intentó desmantelar el proyecto pastoral que heredé a favor de los pobres a través del primer sínodo diocesano que se elaboró entre 1997 y el 2000. No pudo hacerlo porque conté con el respaldo de los sacerdotes, laicos, misioneros y del pueblo”, dijo orgulloso.

     Arturo Lona Reyes pidió ahora al obispo titular la reanimación del Centro de Derechos Humanos “Tepeyac” que él fundó en 1997 y que fue abandonado por su último director, Javier Balderas Castillo. “Vehículos, dinero, equipos de oficina y edificios andan perdidos ahí”, acusó.

     El obispo de los pobres, que a lo largo de 29 años de trabajo pastoral al lado de las empobrecidas comunidades indígenas de Oaxaca fue objeto de once atentados de los que salió ileso, expresó su preocupación por el rumbo del gobierno oaxaqueño de la alternancia.

     “Han pasado ocho meses, veo buena voluntad de Gabino Cué, pero creo que es tiempo de que se sacuda de la influencia de los ex gobernadores priístas y que le dé una fuerte sacudida a su gabinete porque sus aliados cada día quieren cobrarle nuevas facturas”, precisó.

     A lo largo de su vida pastoral, Lona Reyes se convirtió en el interlocutor entre los indígenas con los gobernantes oaxaqueños. También participó como mediador en los conflictos agrarios que aun sangran los surcos del campo de Oaxaca y en el conflicto social de 2006.

     “Recuerdo que la relación más áspera fue con el ex gobernador Diódoro Carrasco Altamirano, por mi presencia en el conflicto agrario que aun viven los pueblos Chimalapas. Quiso responsabilizarme de las consecuencias. Pero luego hablamos y la relación mejoró mucho”, dijo.

     ¿Cómo mejoró la relación?

     En pleno conflicto agrario, el ex gobernador de Oaxaca me llamó y me dijo: Don Arturo, nos estamos peleando a lo pendejo. Vamos hacer las paces y trabajar juntos por Oaxaca. De ahí nació  la primera ley indígena del país para los indígenas de Oaxaca.

        Un día, rememoró Lona Reyes, siendo secretario de Gobernación, Diódoro, acudió invitado a la reunión la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), y los obispos le preguntaron qué relación tuvo conmigo. Ahí estaba el nuncio Gerónimo Prigione, quien “pelo” los ojotes ante la respuesta.

      “Cuando fui gobernador de Oaxaca, el obispo Lona me hacía los discursos políticos y yo le escribía las homilías, les dijo Diódoro Carrasco en tono de broma, pero que al mismo tiempo refrendaba la vigorosa y cordial relación que tuvimos”, recordó el obispo de los pobres.

     Lona Reyes, que a cada rato acaricia y besa la cruz de madera de color negro que destaca sobre su desgastada guayabera blanca, recalcó que a su edad se siente todavía con fuerzas para luchar contra la injusticia.
     

No hay comentarios:

Publicar un comentario