domingo, 8 de enero de 2017

"¿Por qué arriesgar la vida si tenemos camino? "

Alberto López Morales/Corresponsal

TRASLADO DE LOS FALLECIDOS EN NAUFRAGIO
     JUCHITÁN, Oax.- En octubre de 2011, el catequista de la iglesia católica de Santa María del Mar, Aquilino Jiménez, preguntaba y advertía mirando al cielo: “¿por qué arriesgar la vida cruzando el mar, si tenemos camino”?
     En esas fechas se cumplían los primeros dos años desde que los 800 indígenas ikoots se quedaron sin acceso terrestre luego que sus vecinos de San Mateo del Mar les bloquearon el paso por un conflicto agrario que surgió hace poco más de 100 años.
     Cinco años y dos meses con 17 días después, a las 13:30 horas del sábado siete de este mes de enero, la advertencia del catequista Aquilino Jiménez, se convirtió en realidad: una lancha que transportaba a ocho personas volcó en la Laguna Superior y murieron tres de ellas.
Alcaldesa piden acceso terrestre para ikoots de Santa María del Mar    
     Por la mañana de este domingo, la presidenta municipal de esta ciudad juchiteca, Gloria Sánchez López exigió a los gobiernos de Oaxaca y de la federación que instale una mesa de diálogo para que la comunidad ikoots de Santa María del Mar tenga un acceso terrestre.
     Sánchez López recordó que desde octubre del año 2009, los pobladores de San Mateo del Mar cerraron con cadenas el camino que une a Santa María del Mar con el puerto de Salina Cruz. “Violan los derechos humanos de nuestros paisanos”, señaló.
     De las personas fallecidas en “la terrible desgracia”, solo Ramiro Pérez Rivera, era originario de Santa María del Mar, las dos personas fallecidas, el profesor Alfredo Castillo, era de Chicapa de Castro, agencia de esta ciudad y Francisca Miraflores, era de San Dionisio del Mar.
     Como los cuerpos de las personas fallecidas fueron llevados a Santa María del Mar, “intentamos  sacarlos de ahí por la vía terrestre, pero San Mateo se opuso. Fue difícil traerlos a Juchitán, porque ahorita con los fuertes vientos no se puede navegar en la Laguna”, dijo la alcaldesa juchiteca.
     ― ¿Cómo sacaron a las personas fallecidas?
     ―Desde muy temprano la gente de Santa María del Mar se arriesgó en una travesía en lancha (con vientos de 170 kilómetros por hora) y después,  con el agua hasta las rodillas, cargaron los cuerpos hasta un acceso terrestre al poblado Álvaro Obregón ―, explicó Gloria Sánchez.
El conflicto agrario, en Tribunales
     La disputa por mil 361 hectáreas que libran Santa María del Mar y sus vecinos de San Mateo del Mar nació hace poco más de 100 años, sin embargo, 10 de marzo de 2015, el Tribunal Unitario Agrario (TUA), de Tuxtepec, resolvió a favor de Santa María del Mar.
     Según reportes de la residencia de la Procuraduría Agraria de Tehuantepec, el TUA condenó a San Mateo del Mar a que desocupe y entregue a Santa María del Mar las mil 361 que invadió desde el mes de octubre de 2009.
     Las autoridades comunales de San Mateo del Mar interpusieron un juicio de amparo directo ante los Tribunales Colegiados del Poder Judicial de la Federación del Circuito Décimo Tercero con sede en Oaxaca.
Atrapados en su propia tierra por el lío agrario y los fuertes vientos
     La presidenta municipal de esta ciudad juchiteca, Gloria Sánchez López, emplazó a las autoridades estatales y federales para que garanticen el libre tránsito terrestre de los 800 pobladores de Santa María del Mar.
     “Nuestros paisanos no pueden seguir viviendo como si estuvieran atrapados en su propia tierra, primero por el conflicto agrario y ahora por los fuertes vientos (en la madrugada alcanzaron rachas de 190 kilómetros por hora), nadie puede entrar ni salir por lancha”, explicó la alcaldesa.
     Al mediodía de este domingo, los cuerpos del profesor Alfredo Castillo, de Chicapa de Castro y de la comerciante de mariscos, Francisca Miraflores, llegaron al anfiteatro de esta ciudad y de ahí trasladados a sus lugares de origen.
     El profesor Alfredo Castillo había ido a Santa María del Mar, donde trabajó en la primaria durante años,  en compañía de su esposa y uno de sus hijos (los dos sobrevivieron al naufragio), para visitar el viernes a su compadre.

     En el trayecto de regreso, “se apagó el motor de la lancha y el fuerte viento volcó la embarcación. Mi hijo y yo nos salvamos porque logramos asirnos a unas tablas y a un bidón donde echan la gasolina”, explicó a las autoridades la señora Elsa López Martínez, esposa del profesor.

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