Alberto López Morales
Besos, abrazos,
saludos, selfies, desayunos y comidas dominan el escenario de las precampañas a
gobernador de Oaxaca. Están ausentes las propuestas de gobierno y las políticas
públicas que debieran estar en el centro del debate.
¿Qué pasa con la
clase política que se nutre de fotografías al lado de su precandidato? Da la
impresión de que esa clase política agotó sus posibilidades de construir una
línea discursiva atractiva para los votantes y quedó atapada en más de lo
mismo.
Si el agotamiento
del recurso discursivo de la clase política resulta grave, es más grave y
delicada la postura de los potenciales votantes oaxaqueños que navegan entre el
conformismo, la amnesia y la pasividad
frente a los retos que viven todos los días bajo condiciones de precariedad.
Antes de que
concluya febrero, todos los aspirantes al gobierno de Oaxaca deberían estar
listos para la etapa de la campaña electoral. Sin embargo, no se observa por
ningún lado que ellos, y sus respectivos partidos, transiten hacia la ruta de
las propuestas. Apuestan a la simulación.
La simulación es
la acción de fingir y los integrantes de la clase política oaxaqueña lo saben a
la perfección y cada que hay elecciones se esmeran en ser los mejores
profesionales de la mentira, de la imitación. Es decir de la simulación.
¿Qué se observa en
estos días en Oaxaca con los aspirantes a la gubernatura o de cualquier cargo
de elección popular? Echemos una rápida mirada a los medios, a las plataformas
digitales y a las redes sociales. ¿Qué encuentra usted? ¡Eso, la simulación!
Los integrantes
de la clase política dan la impresión que ¡nunca han visto desayunar o comer a
algún aspirante a la gubernatura! Alrededor del casi/ungido están todos. Nadie
toca o prueba algo de la carne, el café, pan o chocolate. Todos, extasiados
esperan que Él, el Ungido inicie el ritual.
En torno al casi/ungido
vuelan las enaguas, sobran los escotes pronunciados como las sonrisas simuladas
del color carmín que ocultan los labios sedientos de frescura. Ahí están las
cámaras de los teléfonos celulares (¡tecnología informática al rescate!), con
sus click que registran la engullida.
¿Nadie ha visto como
un precandidato desayuna, come o engulle un pedazo de pan? Parece que no, no al
menos en los tiempos electorales donde los votos se consiguen con esa fórmula
tan graciosa de dejarse querer y dejarse ver en la intimidad del alimento.
¿Cuántos de esos
testigos atrevidos de tan momento íntimo podrán presumir la historia, con la
indiscreta tecnología de los celulares en mano, cuando el casi/elegido despache
en la Casa Oficial sin riesgo de que se expulsado, corrido o elegantemente
invitado a que borre el momento?
¿Recibió usted un
saludo de manos del casi/ elegido sea del color que sea? Seguramente usted en
agradecimiento le dará su voto. Pero, ¿sabe usted qué política aplicará su
futuro gobernante en materia de impuestos, empleos, inversiones y obra pública?
No, no lo sabe. Pero ya lo sabrá.
El casi/ungido le
dio un abrazo y le saludó por su nombre porque alguien le dijo: es Juan el
líder los colonos y ¿se sintió usted importante? No se enoje y no tome en serio
el comentario, pero será casi imposible que ese acto humilde vaya a repetirse.
Para entonces el casi/ungido habrá ganado.
Antes que termine
la precampaña e inicie la verdadera batalla por la gubernatura de Oaxaca, usted
tendrá al aspirante en su mesa. Comerá de su platillo y beberá de su refresco,
vaso, cerveza, mezcal o whisky. No se sienta importante. Recuerde que en la
búsqueda del voto, todo vale.
¿Su amigo el
casi/ungido se tomó una foto de las que llaman Selfie con su familia y la
familia de él? Compre o guarde la foto para la historia. No olvide que muchos
políticos, estrenan mujeres en la medida que el poder les otorga privilegios y
dinero, aunque carguen mala fama.
Si en su
experiencia vivió esas aproximaciones del poder, preocúpese porque en ambos
periodos, precampaña y campaña, ninguno de esos aspirantes y sus partidos le
dirán como resolverán los problemas que usted y yo tenemos en Oaxaca.
¿En la entidad
hay empleos y salarios dignos? ¿Los jóvenes que egresan del nivel superior
tienen chamba? ¿La inseguridad es combatida con eficacia? ¿Los políticos y
funcionarios corruptos van a la cárcel o solo se les inhabilita? ¿Se acabó la
impunidad? ¿Hay transparencia?
Frente a ese
ambiente festivo de abrazos, besos, selfies, desayunos, comidas y bailes, por todo
lo que les digo podría ser considerado como un auténtico aguafiestas, pero
¿vamos a permitir que el desarrollo anhelado de Oaxaca se postergue otra vez?
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