viernes, 31 de diciembre de 2010

La nueva realidad municipal de Oaxaca

Alberto López Morales
     Con el inicio del año nuevo Oaxaca inaugurará un nuevo escenario en la vida municipal.
     Tras las históricas elecciones de julio pasado, más de 70 municipios, de los 152 que vivieron procesos mediante el sistema de partidos políticos, quedaron en manos de la oposición.
     El PRI fue el gran perdedor, no solo por la reducción de su presencia en la vida municipal, sino porque fue derrotado en municipios de gran importancia económica, política y social de la entidad.
     Huajuapan de León, Tuxtepec, Loma Bonita, Xoxocotlán, Huatulco, Ciudad Ixtepec, Juquila, Sola de Vega, Tapanatepec, Putla, Huautla, El Barrio de la Soledad, Guichicovi, Acatlán, el puerto de Salina Cruz y la capital oaxaqueña como cereza del pastel, serán gobernados por la oposición.
     El PRI, en cambio gobernará mayoritariamente en municipios de escasa rentabilidad electoral, aunque ganó además en municipios que cuentan con proyectos estratégicos de importancia como Juchitán, Unión Hidalgo y Santo Domingo Ingenio, donde se esperan nuevas y millonarias inversiones por parte de los desarrolladores de parques eólicos para generar electricidad con la fuerza de los vientos.
     En los municipios, ya se sabe, la ciudadanía tiene la percepción y el conocimiento más cercano al funcionamiento exitoso o de fracaso de cualquier administración pública y es ahí, justamente, donde los partidos opositores al PRI tendrán que demostrar que sí son opciones genuinas de gobierno y máxime que tendrán como un aliado a un gobernante que fue capaz de aglutinar las inconformidades sociales y terminar con 80 años de gobiernos priístas.
     Los nuevos alcaldes de todas las filiaciones políticas tienen ejemplos muy recientes de administraciones públicas exitosas o de fracasos para que salgan airosos en su nueva responsabilidad y contribuyan a mejorar los índices de desarrollo humano de las y los oaxaqueños.
     Los alcaldes opositores al PRI podrán analizar el desastroso desgobierno que encabezó el dirigente del Partido del Trabajo (PT), Mariano Santana, en el municipio de Juchitán, para saber cómo no se debe gobernar y en cambio podrán abrevar de la experiencia positiva en el ejercicio de gobierno del perredista Carol Antonio Altamirano, en Asunción Ixtaltepec, que le permitió al perredismo refrendar su presencia en el ayuntamiento ixtaltepecano, a diferencia del coceísta Santana López, que fue derrotado por el PRI y sus propios aliados de la COCEI.
     Los alcaldes priístas también están en condiciones de verse en el espejo de los llamados “líderes” históricos del PRI, que distanciados de la sociedad, arrogantes y envueltos en escándalos de corrupción con el uso discrecional de los recursos públicos, perdieron hasta en sus propios municipios.
     Ahí están los ejemplos de los llamados “líderes”, como Jorge Toledo, dirigente de la CNOP, ex coordinador de la campaña de Eviel Pérez Magaña, secretario general de gobierno y efímero líder estatal de los priístas oaxaqueños, que perdió en El Espinal, la tierra que gobernó.
     También está el ejemplo del senador Adolfo Toledo Infanzón, ex diputado local, líder cenecista y ex alcalde de Ciudad Ixtepec, que ahora será gobernada por el perredista Félix Serrano.
     Pero el ejemplo más claro de cómo algunos liderazgos son ficticios se localiza justamente en la figura de Eviel Pérez Magaña, actual dirigente del PRI en Oaxaca y ex candidato derrotado al gobierno de la entidad. Perdió hasta en su natal Tuxtepec.
     Los nuevos alcaldes no podrán quejarse de falta de ejemplos para salir airosos en sus responsabilidades o para encaminarse por el sendero del fracaso.
     En el contexto de los jaloneos que se registraron para la integración de los ayuntamientos, el PRI volvió a mostrar, como ocurrió en el país a partir del año 2000 cuando fue derrotado en la elección presidencial, que es incapaz de desenvolverse con unidad ante la pérdida del Poder Ejecutivo. Se vio, en suma, sin liderazgo alguno.
     Inexperto en las lides políticas Pérez Magaña cometió el primer y garrafal error en su condición de jefe priísta y acorralado en la oposición. Sin necesidad política alguna adelantó sus cartas y las mostró en público al reunirse con los líderes estatales del PAN y PRD, Carlos Moreno Alcántara y Amador Jara Cruz, el 16 de diciembre en la ciudad de Oaxaca.
     Muchos priístas reconocieron que efectivamente fue un error de su líder sentarse con las manos vacías frente a los líderes del Pan y PRD.
     ¿Pero qué se podía esperar de un personaje que tuvo una vertiginosa carrera política al amparo del poder, donde ni bien entraba a una posición, pedía licencia para irse a otra?
     La meteórica carrera política formal de Pérez Magaña comenzó al ganar la presidencia de Tuxtepec, en el 2001, antes de concluir su periodo pidió licencia y ganó la diputación federal en 2003, cargo que dejó en el 2004 para dirigir al Instituto de la Vivienda Oaxaqueña (IVO), después fue nombrado secretario de Obras Públicas y en el 2009, siempre con la protección de Ulises Ruiz Ortiz, ganó la diputación federal, escaño que abandonó para perder la gubernatura de Oaxaca en el 2010.
     Se entiende así el por qué de la premura y el primer gran error político del jefe de los priístas oaxaqueños en el contexto de las negociaciones por la integración de los 152 ayuntamientos de Oaxaca que surgieron de elecciones por sistema de partidos políticos.
     Huérfanos del poder estatal, los priístas se aprestan a atrincherarse en los municipios donde ganaron. Ahora, los nuevos alcaldes priístas tendrán su propia voz, su propio poder y su propia parcela política, como ocurrió con los gobernadores priístas que se convirtieron en virreyes tras la pérdida de la presidencia de México.
     Aun antes de iniciar con sus respectivos mandatos, un total de 22 alcaldes electos del PRI dieron muestras de que, arropados por líderes priístas naturales, caminarán sin la directriz de sus dirigentes estatales.
     Los alcaldes, entre ellos los presidentes electos de San Pedro Huamelula, Eliseo Jiménez Bende, San Blas Atempa, Héctor Jiménez; San Juan Bautista Cuicatlán, Jorge López Esteva; San Andrés Zautla, Vicente Chávez Jiménez, San Juan Bautista Lo de Soto, José Alberto Hernández Clemente; Tlacolula de Matamoros,  Concepción Robles; Santiago Laollaga, Antonia Guzmán Jarquin; Jalapa del Marqués, Juan Manuel Hernández, y San Pedro Mixtepec, Eduardo Rojas, desconocieron la pretendida interlocución de Eviel Pérez Magaña y aseguraron que los únicos interlocutores con el gobierno son los presidentes que fueron electos a través del la voluntad popular.
     Se entiende que  a partir del primero de enero, en Oaxaca habrá muchas versiones del PRI. Unas responderán a los líderes que fueron ninguneados durante el gobierno de Ruiz Ortiz, otras tendrán el sello de los ex gobernadores priístas, como José Murat y Heladio Ramírez y sin duda alguna, entrarán en escena los cacicazgos regionales.
     El riesgo para Oaxaca es que habrá un reposicionamiento del priísmo dinosáurico desde las regiones que tratará de frenar la transición.
     De mientras, los 22 alcaldes que suscribieron un comunicado que se difundió el 31 de diciembre lamentaron que la dirigencia del PRI (encabezada por Eviel Pérez Magaña) tome decisiones que obedecen solamente a intereses personales  y de grupo y no coadyuvan a construir los escenarios de paz que se necesita en los municipios.
     La nueva realidad de la vida municipal de Oaxaca ya sacudió a la estructura formal del PRI al ser desconocido Eviel Pérez Magaña, como interlocutor del gobierno de Cué, abrió la posibilidad de que los alcaldes opositores al PRI contribuyan a superar rezagos y enconos que fueron bandera de la protesta social de 2006, además de justicia y destierro de la impunidad, pero también dejó el resquicio para el atrincheramiento de los grupos caciquiles que operan desde las regiones empobrecidas de Oaxaca.
     Una de las grandes interrogantes en este inicio de año es si el gobierno de la alternancia decide tocar las puertas contra la impunidad y la corrupción, sin que importe la filiación política o el tamaño del personaje y la otra consistirá en saber hasta dónde abarcará el espíritu democrático de los nuevos alcaldes para que dejen a un lado la opacidad y se sometan al escrutinio de la ciudadanía mediante esquemas de transparencia.
(twiter: alberticolopez)
¡FELIZ AÑO A TODOS!






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