ALBERTO LÓPEZ MORALES
Juchitán, Oax.- Al
menos cinco edificios públicos de Juchitán podrían ser demolidos totalmente
ante el riesgo que representan para la poblaión tras el terremoto ocurrido en
la noche del pasado jueves, entre dichos sitios está el palacio municipal que
se construyó en 1860.
El regidor de
Obras Públicas del ayuntamiento juchiteco, Germán Peralta Luis dijo que fue
informado por un mando militar que el edificio del palacio, el portal de
Símbolos Patrios y la Casa de Cultura, deben ser demolidos porque tienen dañada
la estructura.
De acuerdo con
Peralta Luis, quien se entrevistó con el coronel e ingeniero constructor del
Estado Mayor, Iván Hernández, fue informado de que el palacio municipal está
dañado. El funcionario dijo que esperarán los peritajes de las autoridades.
Según
publicaciones en diversas redes sociales, el palacio de Juchitán terminó de
construirse en el año de 1869. Otros hablan de 1883. Lo cierto es que el
inmueble quedó severamente afectado por el sismo de 8.4 grados en la noche del
jueves dos de noviembre.
Peralta Luis
señaló que el área de construcciones del Ejército Mexicano le informó que
también deberán ser demolidos otros edificios que tienen daños severos; sin embargo, dijo, se requiere de la
autorización de los propietarios de los inmuebles.
Las autoridades
municipales de Juchitán no han fijado su postura sobre la posibilidad de que el
palacio municipal sea demolido por los daños que sufrió durante el sismo y
porque representa un riesgo para las personas.
De acuerdo con el
regidor de Obras Públicas del gobierno municipal, también se evaluará la
estructura del mercado “5 de Septiembre”, que colinda en la parte oriente con
el palacio municipal.
Por ahora, el
mercado sigue cerrado. Los soldados resguardan los accesos y la mayoría de los
400 comerciantes que venden sus productos en ese inmueble, habilitaron puestos
de venta en los pasillos del parque central “Benito Juárez”, que colinda al
poniente con el palacio municipal.
Sismo provoca derrame de crudo en Terminal Marítima de
Salina Cruz
Juchitán, Oax.-
Pescadores y buzos del poblado Salinas del Marqués, que pertenece al puerto de
Salina Cruz, denunciaron que el sismo del pasado jueves provocó el derrame de
petróleo crudo que está contaminando el mar en las inmediaciones de la monoboya
número tres de la Terminal Marítima de Pemex en el Pacífico Mexicano.
El dirigente de
la Unión de Productores de la Industria Pesquera de Oaxaca, Anselmo López
Villalobos confirmó la denuncia de los pescadores y denunció que personal de
seguridad de Pemex “anda amenazando a los trabajadores que están realizando
labores de contención del crudo para que no filmen y tampoco tomen fotografías,
porque los pueden correr”.
La monoboya
número tres de la Terminal Marítima de Pemex se localiza en el Pacífico
mexicano entre el puerto de Salina Cruz y el poblado Salinas del Marqués. Dicha
monoboya se hundió el once de agosto del 2012 y su hundimiento causó una gran
contaminación en el litoral del Pacífico. Fue rescatada el 27 de ese mes.
“Los pescadores y
buzos que capturan moluscos como ostiones denunciaron que el derrame empezó a
observarse desde la mañana del viernes, después del sismo del jueves, Anselmo
López Villalobos.
A través de un
comunicado, Pemex reconoció que el derrame se derivó por las constantes
réplicas que se dieron después del sismo de 8.4 que sacudió al país la noche
del pasado jueves siete de este mes de septiembre.
Comunicado de Pemex
“Debido a las constantes réplicas después del
temblor de 8.2 grados Richter, se suscitó una pequeña fuga en la línea que
suministra de crudo a la Boya número 3 en la zona de carga de la Terminal
Marítima de Pemex.
Las altas vibraciones provocaron que un
espárrago que embrida la línea se degollara, lo que generó un pequeño goteo de
crudo.
Personal especializado se encuentra
realizando trabajos de contención y saneamiento; como también, se llevan a cabo
trabajos de encapsulado de la brida dañada para reparar dicha fuga.
Cabe señalar, que esta línea se encuentra
fuera de operación”.
Pemex minimiza derrame: pescadores
Tras conocer la postura de Pemex frente al
derrame de crudo en alta, los pescadores y buzos a través de su dirigente
Anselmo López Villalobos denunciaron que la petrolera mexicana pretende
minimizar los daños ocasionados por este nuevo derrame.
“Vamos a convocar a los medios de comunicación
para que constaten los daños. Es cierto, la línea de 48 pulgadas que transporta
crudo de la refinería a la Monoboya está fuera de circulación por el momento,
pero la distancia de la refinería a la monoboya tres es de cinco kilómetros y
toda el crudo acumulado se vertió al mar y contaminó áreas de pesca”, dijo
Anselmo López Villalobos.
Sismo colapsa hospital de Juchitán
Juchitán, Oax.- Doña
Florinda Castro García iba a ser operada de la vesícula la noche del jueves
siete de septiembre en el hospital civil de esta ciudad, pero el sismo colapsó
la infraestructura del nosocomio y como otros pacientes fue trasladada a un
auditorio de una institución educativa que se habilitó como área de atención
médica.
Florinda fue
llevada por sus familiares a las instalaciones del Tecnológico del Istmo, donde
médicos del IMSS instalaron una clínica móvil para atender a decenas de
personas lesionadas con el sismo. Ella no sabe cuándo la van a operar.
El hospital civil
“Macedonio Benítez Fuentes”, de esta ciudad tiene daños en todas sus
instalaciones. Techos y paredes tienen cuarteaduras, las columnas están
vencidas, los dos quirófanos presentan daños estructurales y las áreas administrativas,
de lavandería, urgencias y de hospitalización también tienen afectaciones con
ventanales rotos y paredes entreabiertas.
Por la mañana de
este sábado, llegó a la sede del Instituto de Estudios Superiores del Istmo
(Iesit), el secretario de los Servicios de Salud de Oaxaca, Celestino Alonso,
quien constató las condiciones precarias en que se encuentran unos 25 pacientes
que estaban en el hospital “Macedonio Benítez Fuentes”.
Habilitado como
área de hospitalización, uno de los auditorios del Iesit fue el espacio donde
el viernes nacieron dos bebés. “Los bebés y las mamás están bien de salud”,
dijo un doctor, aunque hacinados en ese pequeño espacio, no hay garantía alguna
de que libren cualquier infección.
El hospital
“Macedonio Benítez Fuentes”, lleva años con problemas de abasto de medicinas,
insumos y servicios de laboratorio y rayos X. La Unidad de Cuidados Intensivos
Neonatales (UCUIN), desapareció desde marzo del año pasado. La Unidad iba a ser
rehabilitada y ampliada y tuvo que ser desmantelada y la obra nunca concluyó.
El titular de los
SSO, Celestino Alonso dijo que todos los pacientes que lleguen a solicitar los
servicios médicos en el Iesit, si se requiere podrían ser enviados a los hospitales
de Tehuantepec y Salina Cruz, que ante la gran demanda tras el sismo, ya están
rebasados.
Con el suero
conectado a la vena, caminando auxiliada por una de sus familiares, doña
Leticia Santiago Mendoza optó por acudir con los médicos del IMSS que
habilitaron una clínica móvil en el Instituto Tecnológico del Istmo (ITI),
donde le aplicarían más un ultrasonido. Ella se cayó y se golpeó el abdomen en
la noche del temblor.
El delegado
estatal del IMSS, Juan Díaz Pimental informó que para enfrentar la demanda de
los servicios médicos ayer mismo llegaron a Juchitán decenas de especialistas
en cirugías, principalmente para atender traumatismo craneoencefálico y
fracturas de manos y pies, por la caída de las paredes y techos provocadas por
el sismo de 8.4 que dañó cientos de viviendas en esta ciudad zapoteca y otros
pueblos del Istmo de Tehuantepec.
Poco después del
mediodía, llegó a esta ciudad el director nacional de Prestaciones Médicas del
IMSS, Jesús Arriaga, quien de inmediato se reunió con el titular de los
Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), Celestino Alonso, para coordinar los
esfuerzos en la atención de todos los afectados por el sismo que ocurrió la
noche del pasado jueves dos de septiembre.
El IMSS, anunció
Jesús Arriaga, pondrá en funcionamiento en las instalaciones del Iesit un
quirófano móvil y también unidades de rayos X y Laboratorio para atender con
mayor eficacia a los pacientes, mientras que el delegado estatal de esa
dependencia, Díaz Pimentel destacó que tienen en Salina Cruz y Matías Romero
dos nosocomios donde podrán ser enviados pacientes que requieran
hospitalización prolongada.
Mientras tanto,
pacientes con golpes y fracturas seguían llegando al Tecnológico del Istmo para
pedir el apoyo de los médicos. En ese mismo espacio duermen, desayunan y comen
unas 400 personas cuyas viviendas resultaron afectadas por el sismo. Soldados
del Ejército Mexicano entregan raciones de comida caliente a los damnificados.
No pudo salvar a su mamá
Juchitán, Oax.- La
muerte llegó por la noche y tras de sí, dejó una estela de dolor y destrucción
que aún lastima a las familias de Asunción Ixtaltepec, una comunidad del sur de Oaxaca habitado por indígenas
zapotecas dedicados al campo, a la panadería, a la producción del quesillo y a
la alfarería y que ahora dicen que nunca en sus vidas olvidarán el sismo del
pasado jueves siete de septiembre.
Frente a una
desgastada mesa circular de madera colocada en la polvorienta calle Juárez de
la Cuarta Sección de Ixtaltepec, Guiaati en zapoteco, don Luis Jiménez Guzmán
se lamenta dolorosamente porque en la noche del sismo no tuvo el tiempo
necesario para poner a salvo a su madre, doña Teresita Guzmán, quien falleció
aplastada bajo ladrillos, tejas, tierra y morillos.
“Siempre dormía
con ella bajo el mismo techo, pero esa noche no sé por qué me acosté en una
hamaca en el corredor. Sentí el temblor, me paré para ayudarla a salir pero ya
no pude. Todo se cayó. El techo, las paredes, los morillos y la tierra se
vinieron para abajo. No pude ayudarla”, narró entristecido.
El sismo de 8.4
que tuvo su epicentro en la población chiapaneca de Pijijiapan, devastó
poblaciones del Istmo, entre ellas Asunción Ixtaltepec donde murieron 10
personas y resultaron dañadas unas 800 viviendas de acuerdo con el presidente
municipal, Óscar Toral Ríos, quien señaló que el palacio municipal quedó
destruido y solo queda demolerlo totalmente.
Apenas en junio
pasado, las lluvias que dejaron las tormentas “Beatriz” y “Calvin”, dañaron los
cultivos de maíz, destruyeron los hornos donde las mujeres elaboran panes y los
hombres preparan ladrillos y los productos de la alfarería como ollas de barro
y las populares figuras femeninas conocidas como “Tanguyú”.
Tras el sismo, los
alfareros y ladrilleros que apenas trataban de recuperarse de las afectaciones
por las lluvias dejadas por “Beatriz” y “Calvin”, volvieron a ser golpeados por
la furia devastadora de la naturaleza. “Fue un nuevo golpe duro para nuestro
pueblo, pero estoy seguro que saldremos adelante”, expresó el alcalde Óscar
Toral Ríos, durante un recorrido por las zonas afectadas.
En diversos
puntos de Asunción Ixtaltepec, que en su cabecera tiene siete mil habitantes,
soldados del Ejército Mexicano, que aplicaron el Plan D-N –III poco después que
comenzó la tragedia que enlutó hogares istmeños, entregaban ayuda alimentaria a
las personas que sufren por la falta de víveres, medicinas y agua.
Las autoridades
locales en coordinación con el Ejército Mexicano habilitaron varios albergues
donde acuden las familias a recibir raciones de comida caliente.
Los albergues están en las escuelas, en las explanadas de
las iglesias y en los patios de los vecinos. Menores de edad cuidados por sus
madres y adultos duermen en las colchonetas a la intemperie. Todos tienen miedo
de las más de 700 réplicas que se han presentado después de la horrorífica
noche del siete de septiembre.
Salvaron la vida
En el recorrido
de El Universal por las calles de Ixtaltepec, se podían observar familias bajo
la sombra de los almendros en las aceras, en el piso el tiradero de las tejas
desprendidas de los techos, pero también viviendas desplomadas, bardas caídas y
sobre todo, rostros desencajados de los ixtaltepecanos que pasmados no
terminaban de comprender la magnitud de la tragedia.
Sobre la acera,
con el fondo de lo que fue su vivienda, ahora reducida a escombros y morillos
apilados en el piso y con una hamaca azul colgada de las endebles paredes sin
techo, estaban los integrantes de la familia Toledo Mijangos. Todos bebían
atole en sus blancos vasos desechables, dispuestos a narrar cómo salvaron la
vida la noche del terremoto que les arrancó a sus familias.
Tres personas de
la tercera edad, Alfonso Toledo Guzmán, de 90 años, Juana Mijangos Díaz, de 86
años, padres de Esteban Toledo Mijangos, de 68 años de edad, sobrevivieron al
sismo, pero ahora no pueden desprenderse del miedo que experimentaron la noche
del jueves siete de septiembre.
“Estábamos
durmiendo. Yo estaba en un catre y de pronto sentí que todo se movía. Me
levanté y grité: ¡está temblando! Y desperté a mis padres y cómo pude los saqué
al patio. En ese momento se oyó el ruido y el patio se cubrió de polvo. El techo
de la casa y las paredes terminaron en escombros”, recordó Esteban Toledo.
Reinicia el comercio tras el sismo
Juchitán, Oax.- La
normalidad todavía no se restablece plenamente en esta ciudad zapoteca. Sin
embargo algunas actividades comerciales reiniciaron hoy. Los pollos, huevos de
gallina y tortillas acapararon la atención de los consumidores tras la
parálisis que se vivó ayer después del sismo que devastó a las familias
juchitecas.
El mercado 5 de
Septiembre, que se localiza en el centro de la ciudad sigue cerrado. Los
soldados que aplican el Plan D-N-III, resguardan los accesos del inmueble en
espera de que personal de Protección Civil dictamine las condiciones en que se
encuentran las paredes, techos y las instalaciones eléctricas y del sistema del
agua.
Unos cuantos
comerciantes, de los 600 que venden en el mercado, se instalaron sobre la parte
sur del inmueble e improvisaron puestos de venta de carnes, frutas, huevos,
totopos, queso, pescados y camarones.
“Tuve que salir a
vender a pesar de que mi casa se dañó.
Compré hace días más de 200 kilos de pescado y no puedo dejar que se
eche a perder”, comentó doña María Guadalupe, vecina de la séptima sección
quien pidió que el gobierno mande policías y que restablezca el sistema de agua
potable que desde días antes del sismo se interrumpió por falles en el equipo
de bombeo y por falta de electricidad en varias zonas de la ciudad.
En el mercado
zona Dos de Noviembre, donde llegan los camiones tipo torton que suministran
verduras y frutas procedentes de Puebla, Oaxaca y Chiapas, empezó a mostrar
cierta actividad. Distribuidores de piñas, naranjas, chayotes, tomates, limones
y verduras comenzaron a vender a los pocos clientes que llegaron.
Mueren en su hotel
Juchitán, Oax.- A
Olga Marvelis la recuerdan con cariño sus amigas. “Fue una mujer emprendedora,
de éxito, pero también sencilla y muy alegre”. La última vez que la vieron,
envuelta en el colorido traje regional istmeño bordado a mano, fue en la fiesta
de la Vela López, el pasado sábado dos de septiembre.
Olga Marvelis
Sékeli, fue una de las víctimas del sismo de 8.4 que en menos de un minuto
devastó la ciudad juchiteca la noche del jueves siete de septiembre. “No lo
podía creer”, relató la señora Ana María Villalobos Martínez.
Por la mañana del
sábado ocho de este mes, Ana María recibió una llamada de la Ciudad de México.
“Una hermana de Olga me pidió que fuera
a buscar al hotel Gran Juchitán, que ella empezó a operar hace como cinco años.
Cuando llegué vi que todo el edificio estaba aplastado y los elementos de la
Marina no dejaban pasar a nadie”, recordó en medio de la tristeza.
“¿Olga murió en
el sismo?”, preguntó su amiga Bertha Pineda Betanzos. Las dos eran vecinas del
rumbo de la primera sección desde el año de 1969. “Qué noticia tan terrible”,
se respondió ella misma al confirmar, la mañana del sábado que su entrañable Olga
había fallecido junto con su señor padre, Don Emerith Sékeli, bajo los
escombros de la vivienda de dos plantas anexa al hotel y restaurante.
Por la noche del
sábado dos de Septiembre, Olga bailaba lo mismo los sones istmeños
interpretados por la banda local Santa Teresita y música tropical que
interpretaba otra agrupación musical. “Bailamos toda la noche. Ella y yo
estábamos alegres de volver a vernos en una fiesta después de tantos años”,
recordó la señora Bertha Pineda Betanzos.
Los cuerpos de Olga
y de su padre, Emerith Sékeli fueron rescatados por la mañana del viernes ocho
de septiembre. Sus restos partieron hacia la Ciudad de México. Ella nació en
Juchitán hace 63 años. Había estudiado la carrera de medicina con la
especialidad de Cirujana Estética. Regresó a tierras zapotecas a fundar el
hotel Gran Juchitán, pero sobre todo para cuidar la salud de su padre quien al
momento de morir contaba con 90 años de edad.
Tanto ella como
su padre recorrieron varios países como Brasil, Francia y la Ex URSS y tras
asentarse en la Ciudad de México, por recomendaciones médicas regresaron a la
tierra zapoteca donde Olga se reencontró con sus compañeros de educación básica
y sus primeras vecinas. A Olga ahora la recuerdan bailando el Son La Petenera,
envuelta en un traje regional con fondo azul y flores rojas bordas a mano y un
tocado de rosas amarillas.
El edificio donde
padre e hija fallecieron sigue desplomado. Como un gigantesco pastel aplastado,
El acceso está cercado. No tiene vigilancia policial, pero nadie se atreve a
profanar la intimidad de los fallecidos.
“La muerte de
Olga y de su padre nos duele. Nos duele mucho”, confesaron por separado sus
amigas Bertha y Ana María. “La vamos a recordar siempre como una mujer
emprendedora, pero sencilla y alegre”, asentaron.
Tras el sismo que
lastimó a varios pueblos del Istmo de Tehuantepec, tan solo en Juchitán se
contabilizaron, hasta el sábado, 18 personas fallecidas. La mayoría de las
víctimas fue sepultada en el panteón Domingo
de Ramos.
Fue una larga noche triste y doliente
Juchitán, Oax.- Fue
una larga noche triste y doliente después de las 23 horas con 49 minutos. El
sismo derribó viviendas, colapsó escuelas, iglesias y edificios públicos. Bajo
los escombros rescataron a las víctimas. El miedo afloró con el llanto. La
oscuridad encendió el pánico y Juchitán despertó en medio del luto por el
desastre.
“Estábamos
durmiendo y de pronto nos despertó el rugido que salió de la tierra. Como pudimos
nos paramos. No dejaba de moverse la pared. Escuchamos cómo caían al piso los
trastos, los cristales de las ventanas. Cuando dejó de temblar, salimos a la
calle y una enorme nube de polvo nos envolvió. Dos casas de mis vecinos
quedaron convertidas en escombros”, dijo doña Guadalupe, vecina de la primera
sección.
Tras el sismo que
tuvo su epicentro en Pijijiapan, Chiapas, emergió la solidaridad. Los vecinos,
con lámparas de mano y con palas removieron los escombros para rescatar a
heridos y muertos. Hasta la tarde del viernes un total de 36 fallecidos y
centenas de lesionados. En un primer recorrido en medio de la oscuridad, se
veían a las familias en medio de las calles. Nadie regresó a dormir a sus
viviendas. Nadie durmió tampoco en las calles. El desvelo tuvo rostro de
tragedia.
Las viviendas
tradicionales de tejavana, las de dos aguas cedieron ante el empuje del
terremoto. Los edificios comerciales de dos plantas de reciente construcción no
resistieron la energía liberada y algunos quedaron inclinados con fracturas en
las paredes y otros se derrumbaron.
Las calles
juchitecas se cubrieron de escombros, heridos, cables, postes de electricidad y
de teléfonos, transformadores y de sábanas que cubrían a los menores de edad en
brazos de sus madres. Pocos hablaban. Los más estaban sumergidos en el llanto,
el miedo y la incredulidad. Nunca, en la historia de esta ciudad, las familias
juchitecas habían recibido un golpe de esa magnitud.
En medio de la
oscuridad, las torretas encendidas de las patrullas de los policías municipales
y estatales daban un toque fantasmagórico a la tragedia. “Por favor, cierren
las llaves de sus tanques de gas”, repetían los policías a través de sus
bocinas. “Cierren las llaves de los tanques de gas”, insistían. Nadie quería
regresar a sus viviendas. A esas horas de la noche, la calle era el lugar más
seguro.
Luto y dolor con la
luz del día
Con las primeras
luces del amanecer, la catástrofe juchiteca se redimensionó al confirmarse la
muerte de al menos y hasta la tarde del viernes, 36 fallecidos entre hombres y
mujeres. Algunos fallecidos empezaron a ser velados por sus familiares en las
calles porque la vivienda se desplomó. Otros fueron llevados al panteón
“Domingo de Ramos”, como Felipa García y Apolinar Esteva, quienes murieron bajo
los escombros de su vivienda.
Cuando el sol
empezó a iluminar tímidamente la mañana de este viernes, acrecentó la trágica
realidad. Cientos de viviendas derrumbadas, edificios comerciales a punto de
caerse, luto en los corazones que se quedaron sin familia y el hospital civil
colapsado que cerró sus puertas a la población beneficiaria del Seguro Popular.
“Las autoridades
del hospital sacaron a más de 30 pacientes y se los llevaron al Instituto de
Estudios Superiores del Istmo (una institución privada). Se llevaron a los
pacientes porque el hospital quedó dañado. No sabemos qué tiempo tardarán para
rehabilitarlo”, dijo un elemento de seguridad del nosocomio.
El ala sur del
palacio municipal de esta ciudad se desplomó y quedó reducido en escombros y
bajos los ladrillos quedaron sepultados decenas de puestos donde se vende la
comida para los visitantes. En una titánica labor, soldados y marinos que
aplicaron el Plan de rescate D-N- III buscaban entre las ruinas a un policía
municipal que estaba de guardia en el momento del sismo.
La iglesia
construida en honor a San Vicente Ferrer, el Patrono de la comunidad católica
de los juchitecos perdió la torre y la pared del lado izquierdo. Frente a ella,
la fachada de la escuela primaria “Juchitán”, una de las más antiguas, se
desplomó. Este viernes, se suspendieron todas las actividades educativas.
“Nunca había vivido un sismo de tal magnitud”, dijo
Pedro Vargas, un taxista jubilado mayor de 70 años de edad, cuando recorría las
calles para visitar a sus familiares y en su trayecto vivió un día marcado por
el luto y el dolor. Los comercios no abrieron y tampoco el mercado. Largas
colas se formaron frente a algunas tortillerías y el agua escaseó como
escasearon los víveres.
Peña Nieto ofrece
ayuda
Por la tarde,
sobre los escombros del ala sur del palacio municipal, el presidente de México,
Enrique Peña Nieto ofreció la solidaridad de su gobierno para atender la emergencia
con brigadas médicas, agua y alimentos. Anunció que cada siete de septiembre se
declarará luto nacional y expresó sus condolencias a los familiares de los
fallecidos.
Acompañado del
gobernador oaxaqueño Alejandro Murat y la presidenta municipal, Gloria Sánchez
el presidente Peña dijo que la ayuda humanitaria que brindará su gobierno será
directa para los damnificados, sin la mediación de líderes políticos y ofreció
que regresará a Juchitán para testificar la reconstrucción.
Mientras tanto,
las familias juchitecas hicieron campamentos con lonas, sillas y mesas en las
calles y en sus patios porque tras el sismo, se presentaron más de 337
réplicas, algunas hasta con 6.1 de intensidad. “Aquí seguiremos hasta que se calmen los sismo”,
dijo doña Juana Villalobos Martínez, sentada en el patio de su vivienda que quedó sin techo tras el sismo
que enlutó a la ciudad y que fue la más afectada del Istmo de Tehuantepec donde
hubo daños y pérdidas de vidas como en los municipios de Ixtaltpec y Unión Hidalgo